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17 octubre 2024
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Yebes descubre las mayores moléculas nunca identificadas en el Universo exterior

Las mayores moléculas nunca detectadas en el Universo, más allá de las de La Tierra, han sido identificadas por el observatorio astronómico de Yebes, un descubrimiento espectacular. Se trata de dos moléculas que constan de 21 átomos cada una y que han sido localizadas en una nube interestelar fría.

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Un equipo internacional liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha detectado las moléculas más grandes halladas hasta ahora en el espacio. En concreto, se trata de dos moléculas que constan de 21 átomos cada una y que han sido localizadas en la nube interestelar fría TMC-1. Superan en tamaño al de anuncios anteriores en otros países, como los del observatorio ALMA en 2022.

El hallazgo se ha hecho en las instalaciones de Yebes, cuya pervivencia estaba comprometida por un proyecto de parque de paneles fotovoltaicos que acaba de ser descartado, como se detalla en en el enlace al pie de esta noticia.

Los resultados de la investigación en el observatorio alcarreño, que aparecen publicados en la revista ‘Astronomy & Astrophysics’, aportan nuevas evidencias para entender la complejidad química del Universo.

Situada en la constelación de Tauro, a unos 500 años luz, la nube interestelar TMC-1 (del inglés Taurus Molecular Cloud) es una de las más cercanas para observar la formación de estrellas como el Sol.

Este nuevo hallazgo, en el que se ha empleado el radiotelescopio de 40 metros del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en el Observatorio de Yebes, supone un paso más en el conocimiento de la composición química de esta región de formación estelar.

Los investigadores han identificado dos compuestos cianados (moléculas orgánicas que contienen grupos de cianuro en su estructura) derivados del hidrocarburo policíclico aromático (PAH por sus siglas en inglés) acenaftileno (C12H8).

Los PAH, cuya estructura está formada por anillos de carbono e hidrógeno, se encuentran de forma natural en sustancias como el carbón o la gasolina. Se considera que estas moléculas podrían ser uno de los pilares sobre los que se basaría el origen de la vida en el espacio.

El análisis cuidadoso de las constantes de rotación derivadas (transiciones entre los niveles de energía rotacional o de giro de estas moléculas) ha permitido a los científicos centrarse en moléculas más grandes que el naftaleno (formado por 10 átomos de carbono y 8 de hidrógeno), pero más pequeñas que el antraceno y el fenantreno (que constan de 14 átomos de carbono y 10 de hidrógeno, respectivamente, fusionados en tres anillos de benceno).

El procedimiento que han empleado, basado en detectar todas las líneas rotacionales de esas moléculas, garantiza la identificación inequívoca con respecto a otras técnicas que emplean métodos estadísticos.

«Estos resultados apoyan un escenario en el que los PAH crecen en nubes frías a partir de anillos de carbono fusionados de cinco y seis átomos de carbono y no sólo de seis, como se creía hasta ahora», destaca José Cernicharo, investigador del CSIC en el Instituto de Física Fundamental (IFF-CSIC).

Cálculos de química cuántica, la síntesis química de estas moléculas, así como el estudio espectroscópico en el laboratorio, apoyan las identificaciones moleculares de este equipo.

«En el espectro, las moléculas parecían responder en frecuencias de moléculas con electrones desapareados, que denominamos radicales, pero sólo era en apariencia, sólo se camuflaban, lo que hasta ahora dificultaba su detección», precisa el investigador del IFF-CSIC.

Estas conclusiones se enmarcan en el proyecto Quijote, que tiene como objetivo desentrañar la complejidad química de una nube interestelar fría, y que ha proporcionado el hallazgo de más de 90 especies moleculares en los últimos cuatro años. Uno de los resultados más destacados de esta colaboración ha sido el descubrimiento, mediante el método estándar de la detección línea por línea, de una gran cantidad de hidrocarburos puros con abundancias muy altas.


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