El pasado lunes comenzaban las obras para la transformación del Parque de La Alameda de Sigüenza y ya se han cobrado la primera víctima de la memoria sentimental de muchos seguntinos: el kiosco central, también conocido como «El Triunfo».
Como saben bien los lectores de LA CRÓNICA, el Ayuntamiento se ha embarcado en una ambiciosa obra sobre uno de los parques con más solera e historia de la provincia de Guadalajara. Se asegura que la obra se hará «respetando, manteniendo y recuperando la esencia y la significación cultural del parque», que no había sufrido cambios equiparables desde que fue inaugurado por el obispo Vejarano en 1804.
Fue declarado Conjunto Histórico Artístico por Decreto en 1965 y es Bien de Interés Cultural desde 2017. Eso lleva implícito que, administrativamente, tenga la máxima protección. El proyecto y la dirección de obra corresponden a la arquitecta Elena Guijarro. Las obras las ejecuta la empresa HOCENSA y tienen un importe de millón y medio de euros, cantidad financiada en un 30 por ciento por la Diputación y en un 70 por la Junta de Comunidades.
Un entorno «más amigable»
Según la alcaldesa de Sigüenza, María Jesús Merino, con el inicio de las obras, «finaliza el largo declive de un lugar emblemático que había durado décadas», al tiempo que «empezamos a devolver el esplendor a un Parque que realmente lo merece, a pesar de que haya negacionistas que hubieran preferido seguro que siguiera deteriorándose 200 años más».
La dirección de obra prevé que el grueso de las obras finalice en el mes de junio, «quedando el parque abierto en su gran mayoría para el uso veraniego del parque», según se aventura desde el Ayuntamiento. Las obras concluirían, según este calendario, durante el próximo otoño.
De lo que se pretende conseguir en la «nueva» Alameda da un cierta idea el siguiente vídeo:
Para mejorar el recorrido interior se trazará un itinerario pavimentado, apto para personas con movilidad limitada. Los responsables aseguran también que «se va a favorecer el crecimiento de la vegetación y aumentar la masa arbórea para dotar a este espacio de mayor sombra».
La calle lateral se convertirá en lo que se define como «un espacio de transición» para «hacer más amigable el entorno del parque». con la misma literatura técnica se habla de «dar contenido a los espacios degradados, reorganizando las funciones y las estancias y la sustitución y mejora de las instalaciones, se restaurarán los elementos de valor existentes y se colocarán nuevos elementos de mobiliario urbano».
La demolición del kiosco ha sido uno de los primeros pasos.