Lo último que se sabe de la Zona de Bajas Emisiones de Guadalajara, aparte de que limitará el acceso en coche al centro de la ciudad, es que en la capital alcarreña no entrará en vigor hasta el 1 de enero de 2024. Al menos, eso es lo que anunció el propio alcalde, Alberto Rojo, durante el reciente Debate sobre el Estado de la Ciudad. Eso, a pesar de que la obligatoriedad legal parece otra.
En la tarde de este lunes se llevaba al Consejo de Movilidad de Ciudad Real la ordenanza reguladora de la Zona de Bajas Emisiones en esa capital, que por imperativo legal del Gobierno de España tiene que comenzar a aplicarse el 1 de enero de 2023 en el interior de rondas, según reconoce aquel Ayuntamiento. En esa ciudad «habrá un periodo de transición de seis meses, para que las personas que necesiten autorizaciones puedan ir dándose de alta en las plataformas e informándose de los distintivos medioambientales de que disponen sus vehículos». Son los que en Guadalajara resultan tan habituales, por haber sido requeridos en alguna ocasión para el acceso al área de Madrid.
A vueltas con las etiquetas y sus limitaciones
En Ciudad Real, desde el 1 de enero de 2023, los vehículos sin etiqueta no podrán circular por el interior de la ronda fuera del horario restringido, «aunque tendrán una moratoria en la aplicación de sanciones debido al periodo informativo hasta septiembre», según ha informado el Ayuntamiento ciudadrealeño en nota de prensa. También se pondrán en marcha aparcamientos disuasorios, a lo largo de este otoño, como el anexo a la estación del AVE, el del auditorio inacabado o en el acceso al Campus Universitario de la calle Carlos López Bustos, que será subterráneo.
Un dato relevante es que «los vehículos que no tienen etiqueta, pero que estén censados en Ciudad Real, podrán entrar dentro de la Zona de Bajas Emisiones hasta diciembre de 2026». Por todo ello, previsiblemente los coches afectados en 2023 serán los «diésel anteriores al 2006, y los de gasolina anteriores al año 2000».