Cada región de Chequia puede presumir de un gran número de experiencias originales y lugares que es un placer descubrir. Propuestas irrechazables como un hotel flotante en el Moldava, bohemios castillos en mitad del bosque, balnearios históricos, barricas convertidas en nidos de amor e incluso factorías cerveceras donde brindar desde el interior de una tina de cerveza. Todos estos planes son ideales para un viaje con alguien especial, aunque seguro que también serán perfectos si alguien prefiere una escapada en solitario.
Praga desde un barco
Aunque la ciudad de Praga enamora con su historia, sus cientos de torres y miles de historias ocultas en sus calles, un lugar que invita como ninguno al romanticismo es el río Moldava. Este caudal que recorre el país contorneándose, baja el ritmo a su paso por la capital para regodearse con las vistas desde su privilegiada posición. Sus riberas invitan al paseo, al brindis, al “selfi compartido” rodeados de cisnes y, también, a pernoctar en alguno de los hoteles flotantes (boteles) que salpican las riberas fluviales. Dormir sintiendo el sonido del agua está al alcance de todos los bolsillos porque el abanico es muy amplio. Los hay con un interiorismo clásico y de gran tamaño, otros con acogedores restaurantes que ofrecen cenas a la luz de las velas e incluso, si el tiempo lo permite, invitan a brindar desde su piscina en cubierta. Las parejas que prefieran más intimidad pueden elegir su propio “botel” donde gozar de una aventura en solitario: tomar una copa en su terraza privada al atardecer o, en ciertos casos, desplazarse navegando por el río… Esta es una experiencia inolvidable y original que se puede realizar con, entre otros, Boat Hotel Matylda, Botel Albatros y Houseboat Bonanza Prague.
Moravia del Sur desde una barrica
Colinas onduladas tapizadas de viñedos, bodegas subterráneas, pueblecitos donde ir probando las especialidades locales… y un original alojamiento desde el que descubrir los muchos atractivos de Moravia del Sur. Nuestra propuesta en esta región, que sabe más a vino que a cerveza, es dormir en un barril de madera colocado entre los viñedos de labodega Pod Hradem. Desde una confortable cama situada en el interior no sólo se pueden observar las vides, también sentir el aroma de la lavanda en verano y apreciar por la noche un manto de brillantes estrellas. Estas dos gigantescas barricas están disponibles de marzo a noviembre, que es cuando el tiempo es más estable, pero quienes deseen acudir en otro momento pueden recurrir a un apartamento que está disponible todo el año en la bodega.
Después de visitar sus cavas y de realizar las correspondientes catas, el viajero puede relajarse junto a la chimenea en la sala del vino, iniciar una ruta para descubrir el enoturismo moravo visitando otras bodegas o caminar por algunas bellísimas ciudades como Mikulov (a 6 km) y Znojmo (a 54 km) vinculadas directamente con el vino. Y para terminar el viaje, no hay nada más apetecible que la vibrante Brno, capital de la región, donde gozar de su restauración, cafés y animada escena nocturna.
Naturaleza bohemia desde una villa modernista
Disfrutar del pasado, pero con las comodidades del presente, desde una preciosa casa modernista puede ser otro plan perfecto para parejas que amen las escapadas al aire libre ya que laVilla Čapek reúne ambas condiciones. Esta mansión, que obtuvo el prestigioso premio Amazing Places en 2022, fue construida por el arquitecto Čapek en estilo art nouveau a finales del siglo XIX. Esta fue su residencia durante algún tiempo, pero en la Segunda Guerra Mundial los alemanes instalaron aquí un centro para las juventudes hitlerianas. Por fortuna, hoy día ha recuperado su esplendor y se ha convertido en un hotel destino con una propuesta perfecta. Dormir en una preciosa habitación con detalles modernistas, desayunar en el jardín, continuar la mañana en su piscina de hidromasaje, comer en un pícnic junto al lago, una cata de vino en su bodega… y, si se desea conocer el entorno de Branžež, se encargan de proporcionar un coche clásico. En verano también disponen de cine de verano, barbacoa y discoteca.
El municipio de Branžež se encuentra en Bohemia Central, pero es fronterizo con las regiones de Liberec y Hradec Králové por lo que permite descubrir espacios naturales tan sorprendentes como el Paraíso Checo o de Bohemia (Český ráj), que fue el primer geoparque del país y cuyas asombrosas formas rocosas son compañeras inseparables en decenas de recorridos. A pocos kilómetros se sitúa Jičín, la ciudad que Alberto de Wallenstein quiso convertir en el Versalles checo y que también merece una parada.
Karlovy Vary desde un balneario
Emular a los antiguos monarcas, filósofos, escritores o músicos de finales del siglo XIX disfrutando de los placeres que proporciona un balneario es tan sencillo como alojarse en uno de ellos y dejarse tentar por su variada oferta de ocio. Entre las exclusivas propuestas que brinda el Triángulo termal checo, destacan establecimientos como el Grandhotel Pupp y el hotel Imperial, hoteles clásicos en los que aún se puede imaginar, sin dificultad, disfrutando de sus salones a personalidades como Strauss, Goethe o Kafka.
Si estos hoteles de Karlovy Vary seducen con sus decenas de historias, en la ciudad de Mariánské Lázně es el hotel balneario Nové Lázně el que puede presumir de conservar intactas las salas de tratamientos privadas de Francisco José I, emperador austrohúngaro, y el rey inglés Eduardo VII. Dormir en este edificio histórico, relajarse en las piscinas de sus baños romanos o recibir un tratamiento relajante son la antelasa perfecta para explorar en pareja lugares como el palacio de Kynžvart, el monasterio de Teplá o el castillo de Loket.
Bohemia Central desde un castillo
¿Es posible vivir una “escapada bohemia” desde un palacio de cuento de hadas y rodeado de lujos? Esto se puede comprobar de forma sencilla disfrutando de una estancia romántica en el Chateau Mcely, un cinco estrellas donde la elegancia se despliega por todas sus estancias. Este hotel boutique de sólo 24 habitaciones, cada una diferente pero todas de ensueño, permite gozar de sus espacios casi en la intimidad. Camas con dosel, suites de fantasía e incluso una de diseño en la torre, con dos plantas (111 m2) y una preciosa escalera de caracol. Desde su apertura, hace unos veinte años, ha recibido numerosos reconocimientos a la sensibilidad en la reconstrucción del edificio, la calidad de su restauración, el bienestar de su zona de spa… pero, sin duda, el mayor premio es la fidelización de los que vuelven año tras año.
Situado en medio de un jardín de cinco hectáreas, donde el sonido de los pájaros o el del agua de las fuentes acompañan en los paseos, es el refugio perfecto para olvidarse del resto del mundo durante unos días… Desde este idílico lugar, situado a sólo 70 kilómetros de Praga, se pueden conocer los encantos de Kutná Hora (a 50 kilómetros), de Hradec Králové (a 64 kilómetros) o de Pardubice (a 72 kilómetros) en simples escapadas de un día.
Pilsen desde una fábrica de cerveza
El romanticismo de una cerveza sólo lo comprenderán las parejas más cerveceras, pero no hay mejor propuesta para los enamorados de esta bebida que una escapada a Pilsen para conocer la cuna de lo que denominan el “pan líquido”. Dormir en una fábrica de cerveza como la de Purkmistr únicamente puede dar alegrías ya que esta factoría ofrece en sus instalaciones la posibilidad de pernoctar, degustar cocina tradicional, relajarse en su spa e incluso jugar a los bolos. Con estos planes y una visita a la fábrica Pilsner Urquell, con cata, sólo faltaría para completar la escapada un paseo por Pilsen y alguna excursión por los alrededores.
Aunque en esta ciudad se elabora cerveza desde el siglo XIII y existen rutas especiales para degustarlas en muchas cervecerías, también brinda al viajero una amplia propuesta cultural. No hay que perderse la catedral de San Bartolomé, con la torre de iglesia más alta del país, las fuentes doradas de Ondřej Císler, la Gran Sinagoga, las construcciones diseñadas por Adolf Loos, el Museo de Marionetas, Depo2015 y el Teatro Nuevo.