Poco ha durado intacto en su integridad el Memorial inaugurado el pasado 5 de noviembre en Guadalajara. Desde hace varios días, el cuerpo central aparece pintado con un spray negro. El autor o autores han querido tapar la palabra justicia del texto principal del monumento funerario, donde reza en grandes caracteres la frase «Por la libertad, la justicia y la democracia».
Hasta el momento, desde el Ayuntamiento de Guadalajara no se ha notificado oficialmente este hecho, del que LA CRÓNICA ha tenido noticia por el testimonio de un lector.
En el resto del muro siguen prendidas numerosas flores, a lo largo de la relación grabada en mármol de casi un millar de represaliados, asesinados la mayoría en los primeros años posteriores a la Guerra Civil.
Inaugurado hace menos de dos semanas
A las cuatro de la tarde del 5 de noviembre de 2021 citó el Ayuntamiento para el acto oficial de inauguración del Memorial. «Hoy saldamos una deuda histórica y no lo hacemos desde el rencor, sino desde el respeto a quienes fueron asesinados durante la dictadura franquista», aseguró Alberto Rojo, actual alcalde de Guadalajara, en su intervención. «Hoy es un día para el recuerdo y la reparación; un día para acabar con una deuda histórica con las víctimas de la dictadura franquista en nuestra ciudad, en el conjunto de la provincia, y como este gesto es universal, en el conjunto del país».
El Memorial se encuentra al final del cuarto patio, en lo que eran los límites del cementerio histórico. Consiste en un muro de 40 metros de largo por 2,5 de ancho con los nombres y apellidos de las 976 personas que la historiografía reconoce dentro de los represaliados por la dictadura, en los primeros años después de la guerra.
Más allá, el paredón
Muchos de los aquí recordados cayeron bajo el pelotón de fusilamiento en el otro lateral del cementerio, en lo que fue «cementerio civil» durante siglo y medio. Allí, los acribillaron de un lado y otro de la pared; a los ajusticiados en el exterior los pasaban por un pequeño portillo, para arrojarlos a la fosa. Aún quedan tres por exhumar y más de 200 cadáveres por identificar y recuperar por aquellos de sus descendientes que quieran darles otra sepultura.