A lo largo del viernes, festivo laboral en Castilla-La Mancha, escaseaban las noticias que llegaban a las redacciones. De las alertas de agencia, sólo destacó una, más que mediada la tarde, con ubicación en la Comunidad de Madrid y que apuntaba a un dramático accidente aéreo.
Con el paso de las horas, el suceso ha alcanzado tintes sumamente dramáticos y ha sumido a la ciudad de Sigüenza en un profundo dolor, por la identidad de una de las víctimas.
El teletipo, en su frialdad, rezaba lo siguiente:
«Dos personas han fallecido este viernes por la tarde tras estrellarse su avioneta sobre municipio madrileño de San Martín de Valdeiglesias. (…) La avioneta salió del aeródromo de Cuatro Vientos y sus ocupantes eran un hombre de 27 años y una mujer de 26.
Los bomberos de la Comunidad de Madrid realizan el remate del incendio que se produjo tras caer la avioneta».
En efecto, a los equipos de rescate les fue muy dificultoso llegar al lugar del impacto. Y al hacerlo, ya nada se podía hacer por los ocupantes de la aeronave. Faltaba muy poco para que empezara a anochecer.
El drama se concretaría entonces, al comprobar que el joven de 27 años era Eduardo Sánchez, hijo de un conocido empresario hostelero de Sigüenza. La noticia corrió como la pólvora y no ha dejado de llenar de estupefacción a todos los seguntinos, que tienen en gran aprecio a la familia del infortunado.
El aparato, de reducidas dimensiones, cayó en unos de los montes próximos al pantano de San Juan. De la joven, algún diario indica que iba a comenzar a trabajar en una conocida compañía aérea, sueños truncados como los del propio Eduardo.
Descansen en paz.
