Una foto, una pregunta: ¿En qué ciudad española es posible admirar este monumento al abandono?

El fotógrafo de LA CRÓNICA ha vuelto a la Redacción con una de esas imágenes que, estéticamente hablando, son admirables. Informativamente, la cosa cambia.

Restos de una antigua casa en la calle Ingeniero Mariño, que limita un solar desde hace años. (Foto: La Crónic@)
Restos de una antigua casa en la calle Ingeniero Mariño, que limita un solar desde hace años. (Foto: La Crónic@)

Hay que reconocer que el fotógrafo de LA CRÓNICA se ha esmerado y en este domingo final de Fitur, 26 de enero de 2025, ha vuelto a la Redacción con una de esas imágenes que, estéticamente, son admirables. Informativamente hablando, la cosa cambia.

El encuadre nos permite recuperar el muro de un edificio muy probablemente levantado en los últimos años del siglo XIX, cuando la ciudad vivía uno de sus momentos de esplendor, antes de que la Academia de Ingenieros Militares se consumiera en un incendio. Fueron décadas en las que hacía falta alojar en el menguado caserío a los cadetes pero también a los profesores y sus familias. Se construyó lo necesario, con unos criterios y una pervivencia que uno no encuentra en lo más reciente. Ahí está, todavía en pie, la casa donde vivió hasta su primera juventud Antonio Buero Vallejo.

En el caso de la fotografía que encabeza estas líneas, desde los balcones que en su día fueron viviendas una vez al año se podía asistir a la procesión del Corpus, con unos apóstoles de la cofradía que aún se cubrían el rostro con las máscaras originarias, mucho antes de que una guerra incivil acabará con eso y con tantas cosas más.

Ahora, y desde hace años y años y más años, sólo hay aire.

Los ladrillos a los que tanto lucimiento ha sacado el fotógrafo se encuentran, además, a pocos metros de los muy escasos restos que aún siguen en pie de la que fue casa del pintor Carlos Santiesteban, terminada de arrasar para hacer cuentos de los cuentos.

Por otra de las afamadas ironías de esta capital, justo por encima de todo lo anterior, como tutelando el espectáculo, un chalecito reacondicionado alberga la sede de los arquitectos de la provincia, que en esto no son subsidiarios de Madrid sino de Toledo. Otros problemas, otras soluciones.

Pero estamos en Guadalajara. Y esto es así.

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