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22 noviembre 2024
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Un vecino de Guadalajara quiere ser presidente de Castilla-La Mancha

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A Francisco Núñez hay muchos que aún no le conocen, ni siquiera entre los que se cruzan con él cuando va a dejar a sus crías, muy de mañana, en la Plaza de Beladíez. Las niñas suelen hacer el camino en el coche familiar, que es un monovolumen de los que usan las familias crecederas. Cuando abandona las cercanías de "Las Francesas", Francisco Núñez se transforma en Paco Núñez, que es como el presidente del PP de Castilla-La Mancha prefiere ser conocido. Y también le gustaría ser, cada día, reconocido en todos los sentidos posibles de la palabra. Lo va intentando.

Las circunstancias y su decisión (otra polisémica palabra) quisieron hace meses que le tocase la difícil misión de hacer frente no sólo a Emiliano García-Page sino también al recuerdo de Cospedal en esta tierra. Por más que Pablo Casado este miércoles echara flores –en ausencia– a la antigua secretaria general de su partido, lo cierto es que las movilizaciones contra la que fue primera mujer al frente de esta región fueron tantas, tan estridentes y durante tanto tiempo que aún hay quien siente los ecos, como si nunca se fueran a disipar.

Nuñez (en su versión Francisco o en su versión Paco) es de Albacete. Fue alcalde de Almansa y presidió la Diputación de aquella provincia. Ahora duerme en Guadalajara, casado como está con una alcarreña. Pero el acento lo tiene y lo mantiene, como cuando avisa que "se avecina un nublo importante" ante lo que el Gobierno de Pedro Sánchez pueda hacer o deshacer. A veces se le escapan palabras que saben a tierra.

Al candidato del PP a la Presidencia de Castilla-La Mancha muchos le quisieron ver como una nueva y ruraliana versión de Vicente Tirado. No va por ahí la cosa, esencialmente porque el perfil se le va mutando casi a cada semana. Ese evolución estaría denotando que estos comicios le llegan quizá demasiado pronto. A ver si luego, tras cuatro años de posible espera, no es demasiado tarde para todo o para algo en este santo país de impacientes, donde todo lo destrozamos a toda velocidad.

De lo dicho por Núñez este miércoles en Toledo, cuando fijó a sus asientos durante casi dos horas a los que le oían desgranar las 500 medidas de su programa, lo más sorprendente es, quizá, su reiterado afán por ganarse el favor de la parroquia afeando la gestión de Page en la sanidad pública. En pocos sectores criticaron más a su predecesora, aunque también pocos funcionarios están ahora tan cabreados con la Junta de Comunidades como estos, por más que sólo se quejen abiertamente los de Atención Primaria. Ya se verá si le funciona esa estrategia. Ya se verá, también, si alguna vez vuelven las protestas por donde solían por similares motivos, que hasta en el quejarnos somos los españoles según y cómo sople el viento.

Hablar de libertad como él hace y hacerlo amparado en el liberalismo económico es hoy un reto complicado incluso para captar votos entre los de derechas. En la España de estos días interesan más las desdichas de Isabel Pantoja que las enseñanzas de un Hayek o de un Berlin, que para el 99 por ciento de los votantes suenan más a jugadores del Ajax o del Liverpool que a economistas. Tal como va la feria, quizá no dé un voto ni prometer bajar impuestos, de tan acostumbrados que nos tienen.

En dos semanas se acaba esto y tendremos presidente regional. O no, según mande el previsible período de negociaciones, chalaneos, enjuagues, apaños, reuniones, intercambios, telefonazos, guasapeos, propuestas y contrapropuestas que nunca conoceremos bien en sus detalles ni en sus auténticos porqués. Servirán, eso sí, para cuadrar la aritmética que las urnas dejen en las Cortes de Castilla-La Mancha.

Al margen de lo que resulte, cuando se crucen con el señor de la foto, si le ven, saludenle y díganle que le han visto en LA CRÓNICA, pues será verdad y siempre nos viene bien la publicidad de nuestros lectores… aunque más la de los anunciantes, para qué nos vamos a engañar. Lo de votarle o no, es cosa suya. De ustedes y de él. Y de Page. Y de los demás candidatos, aunque ni ustedes ni incluso los más aguerridos periodistas puedan recordar todos los nombres de los candidatos subalternos. 

Y en cualquier caso, antes, durante y después del 26 de mayo sigan leyendo esta columna, que a muchos les habrá servido para conocer, y quien sabe si reconocer, a uno de sus más inesperados vecinos.