Guadalajara es la segunda provincia de España con más densidad de piscinas, en proporción al número de habitantes. Encabeza la lista Alicante, lo cual no sorprende. Pero, ¿qué pasa en lo más seco de la Meseta para tal profusión de «puntos azules» si la surcáramos a vista de pájaro? Algún motivo hay. Y también varias explicaciones.
Este ha sido, sin duda, el gran año de las piscinas familiares. Al grito de ¡No sin mi piscina!, muchos propietarios de chalés han engrosado la lista de aquellos que cada verano se arman de productos químicos, barredora y paciencia para intentar tener impoluta su alberca, de más o menos moderno diseño y de dimensiones más o menos contenidas.
Illana, más piscinas que habitantes
Las estadísticas dan una explicación incluso para que un pueblo de la provincia, Illana, haya llegado al colmo de los colmos: contar con más piscinas que habitantes. La culpa la tiene, en parte, el empeño de muchos de no empadronarse. Sea como fuere, Illana es el único municipio de España donde el número de piscinas (726) supera al de habitantes (654). Así lo confirmaba el pasado martes el diario El País, al amparo de las cifras oficiales del Ministerio de Hacienda.
Más allá de la anécdota de Illana, lo cierto es que no son pocos los pueblos en los que por cada dos vecinos hay una piscina… por lo menos. Los más destacados los relacionaremos más adelante.
A más urbanizaciones, más piscinas (aunque no siempre)
Interesa también comprobar dónde están las mayores concentraciones de piscinas. ¿En la capital? No. Hay que buscarlas en el «triángulo de oro» de las megaurbanizaciones de la provincia, que es el formado por Uceda, El Casar y Torrejón del Rey.
El mayor número de piscinas se contabiliza en El Casar, con 2.494. Le sigue Torrejón del Rey, con 1.355 y Uceda se queda con la «medalla de bronce» por sus 1.234 piscinas para 2.573 vecinos censados, lo que le aporta un notable coeficiente de 47,96 por cada 100 habitantes.
Si le parecen pocas para tanto chalet como hay por allí, quizá esté en lo cierto. Obviamente, no se pueden incluir aquí las piscinas de las que el Catastro no tenga conocimiento ni, como es natural, toda la serie de inventos provisionales y de plástico que afloran al final de la primavera y aguantan hasta el otoño para que los niños de la casa se den un chapuzón.
Muchas en la Campiña
Dentro de las localidades más pobladas de la provincia, destaca por el número de piscinas Cabanillas del Campo, con sus 1.121 censadas. Son más que las de Azuqueca (842), Alovera (508), Galápagos (552) y Pioz (533). En la capital, con menos saturación de chalets que en la Campiña, es comprensible que «sólo» haya 673 piscinas, para 84.910 vecinos. La proporción es casi ridícula: 0,79 por cada 100 habitantes en la ciudad de Guadalajara.
En el polo opuesto están pueblos como Escopete, que sin llegar al desparrame piscinero de Illana sí tienen una cobertura del 70 por cien: 35 piscinas para sus apenas 50 vecinos. Estadísticas similares da Pareja, pero con 274 piscinas para 389 empadronados.
Cifras también muy altas tienen en Caspueñas (51 piletas, como dicen los mexicanos, para sus 83 teóricos vecinos y un índice del 61,45%); Valdenuño-Fernández, con un notable 60,08%; Valderrobollo, con un 54,55 de cobertura para sus 22 vecinos; Hontoba y su 52,17 o, incluso, Albalate de Zorita, que acumula 918 piscinas en su término municipal y eso implica que haya casi una piscina por cada dos empadronados. La «culpa», también en este caso, la tiene la presencia de una gran urbanización.
Guadalajara, también por todo esto, is different.