La nueva Flor y Nata hace sus últimos preparativos antes de abrir sus puertas en la Calle Mayor de Guadalajara, el mismo local donde se asentaba la original hasta su cierre, hace varios años.
Aquella pastelería da paso a una nueva iniciativa empresarial, con anuncio de panadería y de cafetería en su blanca fachada.
El local se adentra en la calle Montemar, donde hasta hace pocas semanas aún se podía ver, y apreciar, uno de los murales que el artista azudense José Salguero «Rector» dejó hace más de una década en la capital alcarreña.
Antes que este ya desapareció en la calle Pintor Antonio del Rincón otro, quizá su obra más valorada, que tomaba como referencia al cosmonauta soviético Yuri Gagarin. No era raro que los turistas de paso por el centro se acercaran para fotografiarlo.
Desde el Ayuntamiento de Guadalajara se han planteado, de forma ocasional, anuncios de una mayor promoción de los murales urbanos para dotar de carácter a la ciudad, especialmente en las calles más castigadas por la presencia casi eterna de solares. Esas intenciones no se han materializado en apenas nada.