Un sacerdote de Guadalajara, antiguo capellán militar, ha dejado de ser moroso hace escasos días, por sentencia judicial.
La historia comenzó, en realidad, hace algo más de una década, cuando dejó su puesto en el Ejército que ejercía en la localidad gaditana de San Fernando. Allí había organizado bien sus asuntos personales, al extremo de verse capaz de afrontar el pago de una vivienda.
Trasladado a Guadalajara, con un menor salario, se vio en la obligación de contraer varios préstamos para asumir los pagos de esa casa. «El no mejorar los ingresos proporcionados por el Obispado, a pesar de la ayuda recibida por sus amigos y allegados, provocó un importante bucle del que le era imposible salir», cuentan desde la Asociación de Ayuda al Endeudamiento, que es la que ha llevado, y ganado, el caso.
En un momento dado, el sacerdote se encontró con una deuda total de 200.000 euros y una cuota mensual para devolver los préstamos «incompatible con el resto de gastos». Incluso entregó su vivienda al banco para cancelar el préstamo hipotecario, pero no le sirvió para hacer frente al resto de créditos.
Sentencia del 14 de julio pasado
La llamada «Ley de la Segunda Oportunidad» es la que le ha dejado la deuda a cero, según sentencia del 14 de julio pasado del Juzgado de Primera Instancia Nº 4 de Guadalajara, que ha establecido la cuantía total de su deuda por «»la buena fe del deudor para abonar parte de la deuda».
Quienes no estarán tan felices serán bancos como Santander, CaixaBank, Wizink o Bankinter, que deben dar por perdidos los71.241,22 euros que de forma conjunta aún les adeudaba el religioso.
Al pie de esta noticia recordamos que no es el primer caso de este tipo que se ha producido en Guadalajara, incluso con cuantías muy superiores.