Hacía años que Bujarrabal, pedanía de Sigüenza, no tenía un motivo de celebración como el que estos días ha reunido a vecinos e hijos del pueblo. La alegría ha llegado por la reapertura, este mes de agosto, de la iglesia de Santa María. Se trata de un edificio declarado Bien de Interés Cultural, que ha permanecido cerrado al culto desde hace 24 años por unas inacabables obras de rehabilitación interior, paralizadas una y otra vez por falta de dinero.
Así, durante este casi cuarto de siglo, el cura párroco, Juan Martín, ha tenido que celebrar la misa en la ermita de ‘Los Dolores’, situada a la entrada del municipio.
Las obras realizadas han consistido en la rehabilitación interior de la iglesia con el cosido de los nervios de las bóvedas, el saneamiento de todos los paramentos para quitar humedades y se ha saneado el pavimento.
La última intervención previa a esta afectó al exterior del templo y se realizó a través de la Comisión Mixta Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y Obispado, quedando pendiente por realizar una actuación interior que se ha ido dilatando en el tiempo casi 25 años.
La inversión realizada hasta el momento ha ascendido a unos 100.000 euros, de los que 50.000 han salido del convenio suscrito entre el Obispado y la Diputación de Guadalajara; 30.000 euros ha aportado la Asociación de Baldíos de Bujarrabal y 3.000 euros el Ayuntamiento de Sigüenza, quedando pendientes unos 17.000 euros.
Los «dichosos», felices
Por fin, gracias a todo el pueblo de Bujarrabal, a la aportación de la Sociedad de Baldíos, a la asociación de mujeres, a la ayuda económica de la Diputación Provincial y al apoyo del responsable de Patrimonio de la diócesis, Miguel Ángel Ortega, entre otros, ‘los dichosos’, nombre con el que se conoce a los oriundos de este pequeño municipio pegado el río Dulce, han podido volver a escuchar la misa en Santa María, y ver salir a su patrona.
Desde el pasado 7 de agosto, vecinos, hijos del pueblo de Bujarrabal y amantes del arte, pueden entrar al templo a rezar o, simplemente a disfrutar de su belleza.
Toque a misa desde el campanario, 24 años después
Las campanas de la iglesia han roto su silencio y han vuelto a tocar a misa en una jornada de celebración que se ha realizado coincidiendo con la fiesta de la patrona, Santa Yocunda, logrando congregar a todo el pueblo, orgullosos de haber conseguido que, definitivamente, este BIC del siglo XVI y estilo gótico renacentista, vuelva a marcar el compás de su día a día.
«Fue muy emocionante y emotivo. El templo estaba lleno. Tenemos muchos mayores de más de noventa años que no quisieron perderse este bonito momento que llevaban esperando casi un cuarto de siglo», ha señalado a Europa Press para LA CRÓNICA la presidenta de la Asociación de Mujeres ‘Nuestra Señora de la Soledad’, Milagros Ambrona.
«Tenemos una joya, una maravilla con un retablo único. Solo queda por restaurar la cortina y Don Miguel Ángel ya se ha comprometido con el pueblo a intentar meterlo en los próximos presupuestos», ha añadido.
Cerrada desde 1998
Desde 1998 la iglesia ha permanecido cerrada. La falta de presupuesto para acometer la importante restauración de este templo ha demorado unas obras que han tomado impulso en los últimos años gracias a la ayuda de la Institución Provincial y a la aportación de la Sociedad de Baldíos, además de las contribuciones desinteresadas de todos los hijos del pueblo que también están colaborando económicamente en la instalación de nuevos bancos en la iglesia.
Según Ambrona, ha sido «vital» el «tremendo interés que se tomó don Miguel Ángel», al que agradecen su papel mediador y el impulso que ha conseguido dar a una obra que ha permanecido parada un largo tiempo.
Lo cierto es que si bien la Diputación ha colaborado de forma importante en esta restauración, por acuerdo de la Sociedad de Baldíos, parte del dinero que generaba la caza y los montes, se ha sumado a ello, al decidir que querían contribuir.
«Esta iglesia es una joyita, un diamante que había que pulir y eso se ha hecho», ha subrayado tras reseñar que en los trabajos llevados a cabo se han intentado recuperar todos los elementos arquitectónicos que configuran este monumento declarado BIC que no ha sufrido modificaciones desde el siglo XVI, algo que según el delegado de Patrimonio «no es lo habitual».
A partir de ahora, cada domingo, en verano o en invierno, sus vecinos podrán escuchar misa en Santa María. «Con una actuación de estas características se ha vuelto a dar dignidad al pueblo. Había mucha gente mayor muy emocionada que llevaba muchos años sin poder entrar en la iglesia, que ahora ha revivido sensaciones que les ha transportado varias décadas atrás».
Además, para este sacerdote, con esta rehabilitación también se ha conseguido «poner en valor un monumento que va a suponer un plus en la candidatura de Sigüenza a ser Patrimonio de la Humanidad y para toda la comarca», y una «satisfacción» por tener el patrimonio conservado y por lo que esto supone para el pueblo, ha abundado.
Lo cierto es que han sido muchos los que no habían conocido la fiesta del pueblo en la iglesia y desde este mes de agosto hacerlo, y también escuchar el sonido de las campanas.
Al que las escuchó en su día y ahora las ha vuelto a oír, sin duda, le supone una experiencia única, resalta el delegado de Patrimonio, deseoso de que en un futuro se pueda acometer también la restauración de la parte del retablo que aún queda pendiente, así como adecentar la entrada del templo.