Ha pasado algo más de un mes desde que se anunció que la torre del Ayuntamiento de Guadalajara requería de reparaciones urgentes, que exigirán el desmontaje de su cimborrio metálico, incluidas las campanas, así como del reloj y su más que centenario mecanismo.
Pasaba el tiempo y muchos ya lo habían olvidado hasta que este martes, 13 y martes para más señas, los andamios volvían a la Plaza Mayor. No parece que por allí haya muchos supersticiosos.
Retirados después de tres lustros de espera los andamios del «Maragato», habrá que confiar que los que en estas horas se instalan sobre la fachada de las Casas Consistoriales permanezcan menos tiempo, puesto que su propósito es bien diferente.
La alarma surgió el 11 de julio pasado, cuando se sabía que los técnicos habían alertado de que la torre se puede caer, por el alto grado de corrosión de su estructura, incluida su tan conocida corona metálica. Un informe que desataba todas las alarmas, insistamos, puesto que resaltaba el riesgo que entrañan incluso las vibraciones de las campanas para la estabilidad de la torre. Desde ese día no han vuelto a dar ni los cuartos ni las horas.
Contrato por procedimiento de urgencia
El Ayuntamiento de Guadalajara tramitó en consecuencia un contrato de emergencia, con una inversión de 159.424,13 euros, cuyas obras debían empezar antes de un mes y lo van a hacer en un mes y dos días, exactamente. También se espera que estén acabada en tres meses, a partir de ahora. Todo dependerá, también, de lo que se encuentren los técnicos cuando se hagan las primeras y oportunas calas en los forjados.
Entre medias, esa torre inestable tendrá que presidir eventos tan relevantes para los vecinos de Guadalajara como el chupinazo del lunes de Ferias, en el próximo mes de septiembre, cuando la Plaza Mayor se llene de miles peñistas.
¿Por dónde han venido los daños de la torre?
El informe técnico apunta que «dada de la filtración de agua que se produce en la cubierta, así como la exposición al ambiente de la estructura metálica que corona la torre del campanario del Ayuntamiento y el estado de conservación del conjunto, se han producido patologías de calado». Esas deficiencias por la corrosión de los forjados de la torre hace que «podría colapsar dicha estructura, bien volcando o bien colapsando hacía abajo con apertura de muros del torreón», según cita textual del informe.
Entre las partes afectadas está incluso la estructura de acero que corona el campanario, el apoyo del forjado y su estructura metálica de vigas, la estructura de las escaleras y accesos de madera a la torre, las instalaciones eléctricas y la instalación del pararrayos.
Más adelante, en el mismo documento, los técnicos subrayan que «el conjunto del campanario supone un grave peligro tanto para la estabilidad estructural como para la utilización y mantenimiento de este y son necesarias obras de emergencia que eviten el grave peligro que corre su estado actual», en palabras del concejal López Pomeda.