Toro es más que vino. El segundo gran reclamo turístico de Zamora, casi a la par que la capital de la provincia, nos presenta algunos de los monumentos más importantes de Castilla y León. Ahí están, por ejemplo, la Colegiata de Santa María la Mayor, testimonio plástico de la importancia alcanzada por la ciudad en el siglo XII y donde no podemos perdernos la magnífica portada de La Majestad.
También deberíamos conocer las iglesias de San Lorenzo el Real, San Salvador de los Caballeros, Santo Sepulcro y San Pedro de Olmo o la ermita de Nuestra Señora de la Vega. Todas hacen de Toro un importante núcleo del arte románico-mudéjar de la comunidad. Son numerosos los monasterios y conventos, como el Real Monasterio de Sancti Spíritus, el de Santa Sofía, el Real Monasterio de Santa Clara y los conventos de San José, de la Purísima Concepción y San Cayetano y el de los Padres Mercedarios.
Sin corridas de toros, pero con música en la plaza
El patrimonio civil se nos presenta ante los ojos con el Alcázar a la cabeza, los palacios de Valparaíso, de las Bolas, de la Nunciatura, de los Condes de Requena, de los Condes de Castrillo, de Bustamante, de los Marqueses de Alcañices y el de las Leyes… y la Plaza de Toros, conjunto único de arquitectura tradicional del siglo XIX. Precisamente en el coso taurino es donde se ha organizado para este verano una gran propuesta cultural y de ocio.
Las Noches de Toro, fiel a su cita estival a pesar de las circunstancias tan especiales que caracterizan a este verano, vuelven de nuevo a escena con todas las garantías higiénico-sanitarias que la COVID 19 exige. El Festival se desarrollará del 31 de julio al 10 de agosto, con reajustes en los espacios previsto en enero para la representación, sustituyéndolos por la Plaza de Toros, como recinto al aire libre que es.
Este año se presenta un cartel integrado por el folk de “Luar na lubre” (sábado 1 de agosto); el arte del flamenco de la mano de Rafael Amargo (viernes 31 de julio); la música más actual con Sofía Aller (domingo 9 de agosto) y Huecco (viernes 7 de agosto); la melancolía de Luis Pastor (sábado 8 de agosto) y los boleros de siempre con Tamara (domingo 2 de agosto). Y para lo más pequeños, el musical “Frozen Trib” (lunes 10 de agosto) éxito en toda España y que presenta un elenco formado por 16 artistas.
Y, siempre, el vino
Uno de los reclamos imprescindibles que ofrece este destino son sus vinos, ensalzados por su aportación calórica por los peregrinos que se dirigían a Compostela y de los que se cuenta, aunque sea imposible de acreditar, que fueron los primeros en llegar al continente americano: su cuerpo y especial calidad que garantizaban una larga conservación.
La realidad incontestable es que los vinos toresanos son en la actualidad mucho más refinados. Han captado el interés de los amantes del vino de diferentes lugares del mundo. El turista puede admirar algunas de las bodegas subterráneas que horadan el subsuelo toresano, como la del Ayuntamiento, la de la Cámara Agraria y la del Palacio de los Condes de Requena. También las más modernas, que nos descubren los secretos de su elaboración, nos dan la oportunidad de degustarlos y que en muchos casos forman parte de la D.O. Toro y de la Ruta del Vino de Toro.
Para acompañar un vino, qué mejor que disfrutar de una sabrosa gastronomía. Y esto es lo que Toro ofrece también: excelentes quesos elaborados y curados respetando la tradición y exquisitos embutidos como el chorizo de Zamora, el lomo embuchado y fresco ibérico, el salchichón, la morcilla, la panceta o la cecina. Sin olvidarnos de los frutos de temporada y hortalizas frescas que nacen de la fértil vega del Duero, que junto con el cereal y los cultivos de regadío hacen de Toro y su alfoz la despensa de la provincia de Zamora.
No pueden faltar en la mesa elaboraciones típicas como las sopas de ajo, el rabo de toro estofado al vino tinto, el bacalao a la tranca y deliciosos postres con el arroz con leche y castañas.
Para conocer mejor el fascinante mundo del queso y del vino es conveniente visitar el Museo del Queso de Toro y el Museo del Vino situado en el vecino pueblo de Morales de Toro.
Pero el lector ya habrá comprobado que Toro es más que vino.