La guadalajareña María Asunción Reneses Díaz, repatriada desde Nazaret (Israel), ha agradecido la labor de todas las instituciones por haberla «sacado del infierno». «Me queda la tristeza de la guerra y la sinrazón humana que sigue sembrando el terror en nuestra tierra».
Reneses, «peregrina a Tierra Santa en tiempos de guerra», ha señalado que se fue con «una pena inmensa de no poder continuar el viaje previsto pero las circunstancias y la realidad se impusieron dolorosamente».
Así, describe, que aunque vivió el conflicto «con cierta tranquilidad en Nazaret al amparo del hotel», las noches «estaban amenizadas por los ruidos de los misiles y el resplandor en el cielo que se iluminaba cual verbena en nuestros pueblos de España, así como el ruido de los cazas sobrevolando el cielo: muy animado».
«Sin embargo, mi experiencia es que la naturaleza, como un antídoto, te facilita un estado de inconsciencia y calma que te mantiene de pie. Quiero agradecer al Consulado, la Embajada y el Ejército del Aire su impecable actuación para traernos sanos y salvos a España», relata.
Se queda con «la imagen del militar» que la recibió en la entrada del avión con un «están a salvo, están en casa». «Me dieron ganas de darle un abrazo», ha rememorado.
No se olvida de la Junta y la Delegación del Gobierno en Castilla-La Mancha, que «tan pendientes» han estado de ella. «Gracias de todo corazón por esos dos benditos aviones y habernos sacado del infierno», ha concluido.