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17 noviembre 2024
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Termina más de un año de obras en el Palacio del Infantado

La aluminosis había comprometido parte de la galería del Palacio del Infantado que da a los jardines y que dota al conjunto de una de sus señas de identidad. Se iba a arreglar en seis meses y se ha tardado un año, más los dos que fueron precisos para redactar el proyecto.

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El Ministerio de Cultura y Deporte ha dado por finalizadas las obras de rehabilitación de la crujía de la Galería de Poniente en el Palacio del
Infantado. De este modo se da término, también, a un larga polémica sobre el estado de esa parte del edificio, sobre el que se cernía la amenaza de la aluminosis, tan común a muchos edificios de los años sesenta y setenta, cuando fue reconstruido.

La intervención comenzó en octubre de 2022 y ha supuesto una inversión de 351.166 euros a cargo del Estado. Con ello se ha querido consolidar la estructura y eliminar el cemento aluminoso que se había detectado en esa zona, tras los estudios realizados en todo el edificio en 2018 por el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX).

Ahora se podrá conectar el edificio del palacio con el jardín, tanto en el piso superior como en el nivel inferior. Para llegar a este punto ha sido preciso intervenir en toda la crujía, tanto en las plantas como en la fachada. Se ha restaurado la cubierta, demolidos los forjados afectados por aluminosis y recuperados los forjados con la técnica primitiva, de madera.

La viguería se ha reproducido a partir de los planos históricos disponibles y de fotografías antiguas. Por lo demás, también se ha trabajado sobre los daños constructivos y de estructura que se detectaron en las arquerías.

Como informaba hace ahora un año LA CRÓNICA, no era esta la primera vez que el Palacio del Infantado se veía envuelto en andamios. El proyecto se había redactado dos años antes.

La obra no interesó más que a dos empresas. La elegida tiene domicilio en Talamanca del Jarama, frente a otra de Valladolid, y en principio debería haber terminado el encargo en seis meses, aunque el plazo se ha duplicado.

El problema de la aluminosis

La desdichada historia del palacio, que tuvo su peor momento con el incendio de 1937, es en los últimos dos siglos una sucesión de restauraciones cuestionables y reparaciones insuficientes, cuando no equivocadas. Entre medias, los análisis de los diferentes recintos del inmueble se han sucedido en el tiempo, aunque con diferente rigor.

Así, llegamos a 2017, cuando se lleva a cabo un estudio específico de la galería de poniente, que pone negro sobre blanco carencias estructurales que hasta ese momento no se considerado relevantes. Se realizaron cuatro catas en el forjado, entre otras. Como queda reflejado en el proyecto al que tuvo acceso LA CRÓNICA, «lo más relevante de este informe es la constatación de que las viguetas pretensadas del forjado intermedio fueron construidas con cemento aluminoso».

El cemento aluminoso fue habitual durante décadas en España y en buena parte de Europa. Su degradación es inexorable, por lo que obliga a reforzar la estructura o a proceder a su sustitución, dado que termina por perder completamente su resistencia.

Como las cosas de palacio van despacio, el Infantado de Guadalajara no cerró por la presencia de aluminosis hasta mayo de 2018. Ese mismo año, un segundo estudio (el ya citado que llevado a cabo también por CEDEX) permitió descartar la existencia de más paños de forjado construidos con viguetas de cemento aluminoso que los que ahora se han eliminado.

Lo que se ha planteado es «realizar una intervención en toda la crujía, tanto a nivel de plantas como de fachada». Eso implica restaurar la cubierta de la referida crujía, eliminando un canalón oculto y las bajantes vistas. También se prolonga el alero y se ha pretendido mejorar la ventilación, puesto que la humedad ha sido uno de los problemas recurrentes en esta parte del palacio, al igual que en otras.

La demolición de los dos forjados de la planta superior, tanto el afectado por aluminosis como el inferior, de madera, que hacía de falso techo, ha sido la intervención más notoria. Como alternativa, lo que se va ha hecho es volver al forjado primitivo, de viguetas y tablazón de maderas, del que quedaban planos y testimonios gráficos, como alguna fotografía de Tomás Camarillo.

Los responsables del proyecto han podido comprobar así que las vigas tenían un ancho exacto de 17 centímetros, con 40 centímetros de separación entre ejes. Lo que no se ha podido reproducir es la decoración original, que era magnífica.

También se ha aprovechado para picar los enfoscados de cemento existentes en las dos plantas de la galería y aplicar un nuevo revoco, de cal.

Y decir un adiós, se espera que definitivo, al problema causado por la aluminosis en el Palacio del Infantado.

Localización de la nueva vigueta de madera en la galería de poniente del Palacio del Infantado.