Este sábado, 19 de agosto, se notificaba en Cantabria una nueva muerte por coronavirus. Suman 1.040 las personas fallecidas allí por el virus desde el inicio de la pandemia, según datos ofrecidos por el Servicio Cántabro de Salud. En lo que va de agosto ha habido cuatro. En Castilla-La Mancha hace mucho que ha dejado de ser noticia y los datos no se hacen públicos, entre el desinterés general.
Mientras, el 20% de los casos COVID que se detectan en Baleares son de la nueva variante Eris (EG.5.1), que ha llegado al archipiélago hace unas dos semanas. La mayoría de los casos son leves, indican. Esta subvariante es ya la más habitual en España.
El Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) ha observado un aumento de casos de COVID-19 en algunos países de la Unión Europea ante la llegada de nuevas variantes, aunque considera que «no hay indicios» de que se esté produciendo una subida en las hospitalizaciones.
A través de un comunicado, el organismo europeo señala que, tras varios meses de tasas de infección «muy bajas», la transmisión de la enfermedad por COVID-19 «ha empezado a aumentar en algunos países de la UE/EEE».
Aunque esto ha coincidido con el aumento de las detecciones de linajes similares al XBB.1.5 portadores de la mutación F456L, como la variante EG.5, el ECDC considera que «hay otros factores que pueden contribuir al aumento de las tasas de transmisión».
«Entre ellos se incluyen las grandes reuniones durante las fiestas estacionales y los niveles más bajos de protección inmunológica contra la infección tras varios meses de incidencia muy baja de la enfermedad. Actualmente no hay indicios de aumento de las hospitalizaciones ni de presiones sobre los sistemas sanitarios», han detallado.
En cualquier caso, el ECDC ha clasificado los linajes similares a XBB.1.5 con el cambio adicional de aminoácido F456L como variantes de interés debido a «un rápido aumento de la proporción de estas variantes actualmente en circulación, que pueden tener propiedades de escape inmunológico en comparación con las variantes que estaban anteriormente en circulación».
En base a lo observado en países fuera de la UE, el organismo ve «probable» que las variantes F456L «contribuyan a aumentar la transmisión en las próximas semanas». «Sin embargo, es poco probable que los niveles resultantes de enfermedad grave alcancen los de picos similares observados anteriormente durante la pandemia de COVID-19», aseguran.
También consideran «improbable» que las variantes F456L se asocien a un aumento de la gravedad de la infección en comparación con las variantes circulantes anteriormente, o a una reducción de la eficacia de la vacuna contra la enfermedad grave.
«Sin embargo, como en el caso de otras variantes del SARS-CoV-2, las personas de edad avanzada y las que padecen enfermedades subyacentes podrían desarrollar síntomas graves si se infectan», han puntualizado al respecto.
Por ello, el ECDC ha pedido a los Estados miembros que amplíen el uso y la notificación de datos procedentes de una vigilancia basada en la población, «bien diseñada y representativa», en la atención primaria y secundaria, para «hacer un seguimiento oportuno de las tendencias de la transmisión y la enfermedad grave por tiempo, lugar y persona».
«En la medida de lo posible, todas las muestras positivas para el SARS-CoV-2 procedentes de sistemas de vigilancia representativos deberían secuenciarse y notificarse a la Iniciativa Mundial para Compartir Todos los Datos sobre la Gripe (GISAID) y/o al Sistema Europeo de Vigilancia (TESSy) para facilitar la evaluación de las variantes circulantes», han remachado.
Por último, defienden que el cumplimiento de los calendarios nacionales de vacunación «es esencial para proteger a las personas con alto riesgo de enfermedad grave y muerte». «Los países deben evaluar si están preparados para identificar los grupos destinatarios y llevar a cabo oportunamente campañas de vacunación contra la COVID-19. Además, se consideran necesarias campañas de comunicación dirigidas al público y a los profesionales sanitarios para llegar a los grupos de alto riesgo e informarles de la importancia de estar al día en la vacunación», han remachado.
¿Y la OMS que dice de esto?
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha advertido de que la COVID-19 «sigue siendo una amenaza para la salud mundial» a pesar de que «ya no es una emergencia sanitaria mundial, sigue siendo una amenaza para la salud mundial».
En su discurso inaugural en la reunión de los ministros de salud del G20, que se está celebrando en la India, Tedros ha recordado el aumento de casos que se está produciendo en algunos países y ha señalado que la OMS ha clasificado BA.2.86, que contiene «un gran número de mutaciones», como «variante en vigilancia».
«Esto pone de relieve una vez más la necesidad de que todos los países mantengan la vigilancia», ha insistido el máximo dirigente del organismo sanitario internacional de Naciones Unidas.
Al margen de la actualidad epidemiológica de la COVID-19, Tedros ha señalado que la pandemia ha enseñado una «lección importante: que cuando la salud está en peligro, todo está en peligro». En cualquier caso, ha celebrado que «hay signos alentadores de que el mundo está aprendiendo las dolorosas lecciones de la pandemia».