Si el apoyo social a la tauromaquia fuera tan mayoritario en la sociedad española como en el salón de plenos del Ayuntamiento de Guadalajara, no habría debate posible sobre la continuidad en España de las corridas y los encierros. Sobre estos últimos, concretamente los que se celebran en las calles de Guadalajara desde que así lo quiso el alcalde Irízar, trataban este viernes las intervenciones de los distintos grupos, ante la propuesta de pedir a la Junta que se reconozcan como Fiesta de Interés Regional. Sólo Aike y Unidas Podemos votaron en contra. O lo que es lo mismo, 2 concejales frente a 22. Faltaba un concejal, el muy reconocido aficionado taurino que es Lorenzo Robisco, del PP, sobre cuyo voto no habría habido dudas tampoco.
Defendió la propuesta el concejal de Turismo, Fernando Parlorio, quien recordó que hace un año se iniciaron contactos sobre esta materia con Pamplona, la otra capital española que echa por sus calles toros en puntas. «Hemos decidido dar un paso», al pedir a la Junta este reconocimiento, con el que «queremos poner en valor esta tradición, que tiene un fuerte arraigo en Guadalajara». Destacó que los encierros cumplen los requisitos administrativos que se exigen desde la Junta, al tener una antigüedad de al menos 15 años y por ser un relevante reclamo turístico. La trascendencia en los medios de comunicación (al menos 10 publicaciones en el lustro anterior) está más que sobradamente acreditada. «Sé que algunos de los se sientan en este pleno no son taurinos y no les gusta esta tradición, pero creo que es el momento de apoyarla», vaticinaba Parlorio.
Mejor para los cabezudos
En efecto, por parte de Aike era su único concejal, Jorge Riendas, quien iniciaba el muy limitado turno de opositores. «A todos nos gustan los toros, dejémoslo claro», aunque no a todos «las corridas y verlos sufrir», argumentó el edil. «¿No tenemos otra cosa más importante que tratar esto en plena pandemia?», enfatizó, junto antes de esgrimir que «más antigüedad tienen los cabezudos y también forman parte de las fiestas», con lo que mostraba su extrañeza de que no se pidiera la misma declaración oficial para esos personajes de cartón.»¿Cuál es la originalidad de nuestros encierros?», insistió Riendas, negándosela retóricamente. Incluso llegó a compararlos, por el maltrato, con los circos que llevan animales y sí están prohibidos en la ciudad.
José Morales, desde Unidas Podemos, también se mostró en contra del maltrato animal de esos astados, que van camino de su lidia por la tarde en el coso de Las Cruces. «Se nos plantea una tradición que se inventó en la ciudad en la Transición», recordó. Vaticina, además, que la tauromaquia se extinguirá.
«Patrimonio cultural»
Entre los apoyos a la medida, todos los demás. Vox considera que esto es «un sello de calidad» para los encierros, algo importante para la ciudad. «Uno de los alicientes culturales más importantes que tenemos cada año en Guadalajara», remarcando lo de cultural. Muy vehemente se mostró Antonio de Miguel contra la «ideología animalista radical» que «promueven el rencor y el odio hacia la Tauromaquia».
«Patrimonio cultural de Guadalajara» son también los encierros para Armengol Engonga, que es quien defendió la iniciativa desde el PP.
Desde el equipo de gobierno, Sara Simón destacó que Alberto Rojo anunció el propósito de plantear este reconocimiento al comienzo de su mandato, hace un año. La teniente de alcalde, responsable de Fiestas, se esforzó en ceñir la intención de conseguir este marchamo oficial para atraer traiga más público a las fiestas de Guadalajara, en su conjunto.