La decana del Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha, Natalia Simón, ha augurado que, pese a la imposibilidad de hacer una previsión fiable de los efectos que la crisis provocada por el coronavirus va a tener sobre la sociedad de la región a corto plazo, sí se van a producir cambios que se han de aprovecharse para generar un nuevo modelo social. «Todo cambio viene de una fuerte sacudida».
Así lo concibe Simón, que en declaraciones a Europa Press ha defendido que la pandemia está sometiendo a «pruebas de estrés» al actual modelo social, de las que saldrán cambios en lo laboral, lo educativo o lo familiar que alumbrarán nuevos comportamientos.
Y es que la decana de los sociólogos castellanomanchegos ha destacado que ante la situación límite y extrema que está provocando el coronavirus esté proliferando una «solidaridad y una cooperación brutal», pues buena parte de la población de la región está dejando a un lado lo individual y, olvidando las pérdidas o las ganancias que sus acciones puedan conllevar, está apostando por lo colectivo.
«No solo se está dando entre los ciudadanos, también a nivel empresarial. Estamos viendo que tanto las pequeñas como las empresas de gran envergadura están donando todo lo que está en sus manos tanto en material para confeccionar mascarillas como en dinero. Muchas de esas donaciones, que también se están dando desde asociaciones de mujeres o de tipo social, están siendo invisibles porque no salen en los medios de comunicación», ha destacado.
SENTIMIENTO DE «IGUALDAD» POR LA PANDEMIA
Además de fomentar la solidaridad, la epidemia esta provocando un sentimiento de «igualdad» entre la población. «Esta situación nos está midiendo a todos con el mismo rasero independientemente de la situación laboral, económica o cultural de cada persona», ha considerado Simón, que añade que también está evidenciando que cada uno de los ciudadanos es igual de importante y válido en la sociedad actual.
«Cada uno está aportando su granito de arena: las cajeras del supermercado, los transportistas o los periodistas. Es momento de que todos los ciudadanos se den cuenta de que todos formamos parte de esto y de que si contribuimos, el mal será menor», ha afirmado.
Dicho esto, la decana del Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha también se ha mostrado convencida de que el coronavirus supone una oportunidad para repensar el actual modelo educativo, pues está obligando a ponerse «las pilas» tanto al profesorado como a los alumnos en el uso de nuevas herramientas digitales que hasta ahora desconocían.
Pero, ha denunciado la también profesora asociada de la Facultad de Educación de la UCLM en Toledo, esta nueva realidad que la pandemia está obligando a vivir está obviando la «parte social y emocional», pues se está primando que los estudiantes mantengan un buen resultado académico sin abordar las consecuencias emocionales que tanto la crisis como el confinamiento está provocando en ellos .
Así las cosas, Natalia Simón también ha apuntado que el encierro provocado por la pandemia está poniendo a prueba la conciliación y el teletrabajo, pues ha añadido que está evidenciando que los padres trabajadores que están practicando esta modalidad laboral están sufriendo más estrés que si acudieran con normalidad a sus puestos de trabajo.
NO USAR LA CRISIS COMO ARMA POLÍTICA
En cuanto a la esfera política, se ha mostrado convencida de que a aquellos partidos que usen esta crisis como arma arrojadiza y hagan críticas «fuera de tono» «les va a pasar factura», pues «no es momento de entrar en guerra para ver quién lo hace mejor».
De ahí que haya agregado que la ciudadanía debe entender que, pese a la información científica que avisaba de su llegada, la pandemia ha sorprendido a los responsables gubernamentales, que están haciendo «grandes esfuerzos» por gestionar la crisis «sin tiempo ni calma».
A modo de conclusión, y vislumbrando un escenario más positivo, la decana de Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha ha sentenciado que la recuperación de la normalidad, una vez concluido el estado de alarma, ha de ser «lenta, paulatina y ascendente», pues «no va a haber un cambio a mejor de la noche a la mañana».