Responsables políticos y técnicos del Ayuntamiento han inspeccionado en la mañana del martes los daños que la tormenta del domingo ocasionó en la ciudad, especialmente en el barranco del Alamín. Como se puede comprobar en las imágenes, los efectos de la gran masa de agua han sido cuantiosos y, aún así, hay que recordar que la función de esa infraestructura es, precisamente, servir de aliviadero en caso de una gran afluencia de agua.
El barranco, que vierte de forma natural en el río Henares, es una de las vías más importantes para desaguar las precipitaciones que de forma torrencial puedan llegar a la ciudad, acumuladas sobre todo desde las alturas del Sotillo. Así ha ocurrido en tiempos pasados y, de no haberse contemplado adecuadamente, habría podido tener consecuencias fatales para toda esa parte de la capital alcarreña también esta vez.
La adaptación del histórico, y marginal, Barranco del Alamín como una amplia zona verde fue uno de los proyectos más importantes de la etapa de José María Bris como alcalde de Guadalajara. Con ello, se ayudó a integrar el popular barrio en la ciudad, después de siglos de permanecer extramuros, así como para enlazar con los nuevos desarrollos. Esto último volverá a la normalidad cuando se terminen de arreglar las escaleras y pasarela que conectan con la Plaza de España.