La Consejería de Desarrollo Sostenible ha aprobado un decreto por el que se declara Paisaje Protegido el territorio de la provincia de Guadalajara bajo la denominación ‘Valle del Río Ungría’. Abarca una superficie de 7.068,01 hectáreas, en los términos municipales de Atanzón, Brihuega, Caspueñas, Centenera, Gajanejos, Guadalajara, Ledanca, Lupiana, Muduex, Trijueque y Valdeavellano.
Esta es una cuestión de suma importancia ambiental y con consecuencias económicas también, dada la proliferación de parques solares que se vienen desarrollando en toda la Alcarria, con incidencia también en esta zona.
A partir de su entrada en vigor, quedarán prohibidas las siguientes actividades, entre las que se citan expresamente las instalaciones industriales para la producción de energía:
638 páginas de decreto este viernes en el DOCM
El decreto es un documento que ocupa 638 páginas y que incluye en detalle todas las fincas afectadas. Los lectores de LA CRÓNICA pueden consultarlo en su integridad desde aquí. Allí se explica que el objetivo es «garantizar la conservación de la flora, fauna, gea, paisaje, aguas y atmósfera de este espacio natural, así como la estructura, dinámica y funcionalidad de sus respectivos ecosistemas y geosistemas, con especial atención a los elementos geomorfológicos y a las especies de flora y fauna catalogadas presentes en el área».
De igual modo, «se pretende restaurar las áreas y recursos naturales que se encuentren degradados, garantizar el uso sostenible de los recursos naturales renovables, de manera compatible con la conservación de los demás valores naturales».
Asimismo, se promoverá la investigación aplicada a la conservación de la naturaleza, se protejen los valores paisajísticos del entorno mediante la conservación de aquellas áreas singulares y se conservan los valores culturales singulares característicos y tradicionales de la zona.
Desde el departamento que dirige José Luis Escudero alegan también que con esta protección «se promueve el desarrollo sostenible, compatibilizando al máximo la conservación de los valores naturales, con el aprovechamiento ordenado de sus recursos y la utilización con fines científicos, educativos, culturales y recreativos, en armonía con los derechos de su población y potenciando su desarrollo socioeconómico».
La cuenca del valle de río Ungría desde su nacimiento hasta su unión con el arroyo Matayeguas se ubica a escasos 20 kilómetros al este de la capital.
Características ecológicas del valle del río Ungría
Su combinación de geomorfología, vegetación natural y cultivos configura un paisaje típicamente alcarreño con escasa o nula presencia en el territorio de infraestructuras como antenas, líneas eléctricas, carreteras, viviendas y construcciones dispersas y núcleos urbanos.
Respecto a la fauna, el análisis de la zona con datos propios de la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, así como de información proveniente de otros informes, arroja un total de 79 especies de fauna protegida.
Destaca el grupo rapaces tanto rupícolas como forestales, siendo reproductora en la zona y habiéndose constatado la existencia de territorios y presencia regular durante el periodo reproductor de águila real, halcón peregrino, búho real, águila calzada, águila culebrera, azor, gavilán y ratonero, así como de aves paseriformes ligadas a medios forestales y sus ecotonos.
«En definitiva, destaca la singularidad e importancia de los valores paisajísticos del Valle del Río Ungría, al ser un valle estrecho que se excava en la llanura alcarreña, como consecuencia del encamamiento del río en el páramo, generando una geomorfología de alto valor paisajístico con paleocauce, meandros cerrados y barrancos encajados, tapizado con una vegetación bien conservada que le otorga variedad cromática y de texturas, destacando los bosques caducifolios de quejigos y riberas, contrastando con encinares perennifolios que configuran un paisaje dinámico, de agradable vista, cuya heterogeneidad viene aumentada por la diversidad de ambientes y rincones, de solanas y umbrías, que según desde qué lugares se contemple cambia según la época del año», han destacado desde la Consejería.
Al valor paisajístico habría que añadir, concluye el departamento de Escudero, el valor de elementos del legado cultural de la ganadería extensiva, como antiguos chozos o parideras, lo que supone la necesidad de conservación de dichos valores singulares característicos y tradicionales de la zona, para preservar la interacción armoniosa entre naturaleza y cultura, con la promoción del desarrollo sostenible, compatibilizando al máximo la conservación de los valores naturales con el aprovechamiento ordenado de sus recursos y la utilización con fines científicos, educativos, culturales y recreativos, en armonía con los derechos de su población y potenciando su desarrollo socioeconómico.