Días pasados terminaba la campaña de excavaciones que se ha llevado a cabo en la cueva de Los Casares, en Riba de Saelices durante este verano.
Junto con los resultados de las dataciones de carbono 14 y otras analíticas paleoecológicas –que se esperan para el próximo mes de diciembre– además del estudio detallado de los grabados y pinturas de sus paredes –que tardará algo más–, los datos que aportarán los análisis de micromorfología permitan establecer conclusiones novedosas sobre los tesoros arqueológicos que aún sigue encerrando la Cueva de Los Casares.
Así, el pasado mes de julio ya se adivinó el optimismo del equipo tras el hallazgo de restos óseos animales y distintos carbones. Además, se constató la gran cantidad de grabados que aún se esconden en las paredes del abrigo.
Gracias a las modernas técnicas que se están aplicando, saldrán a la luz numerosos dibujos, pues si se hablaba de cerca de 80 figuras censadas y se espera que esta cifra se multiplique, incluso, por cinco.
La primera conferencia, en Madrid
Al margen de las publicaciones en curso, los investigadores ya tienen una fecha para la presentación de éste primer avance de novedades. El próximo martes 3 de diciembre, a las seis de la tarde, en la sala de conferencias del Museo Arqueológico Nacional, los dos catedráticos participantes en los trabajos ofrecerán una ponencia bajo el título "Una cueva para dos humanidades: neardentales y humanos modernos en Los Casares". La entrada será gratuita y hasta completar el aforo.
En las últimas semanas se han recogido muestras de la secuencia estratigráfica del yacimiento paleolítico del llamado Seno A, donde se registra una ocupación neandertal y quizá también de humanos modernos (nuestra propia especie).
Según avanzan, dichas muestras servirán para hacer análisis de micromorfología, lo cual se traduce en el estudio microscópico de la secuencia de sedimentos que han ido formando el yacimiento arqueológico. Esta técnica de detalle permite conocer de forma mucho más precisa, a nivel “micro”, los procesos de formación del yacimiento y sus posibles alteraciones postdeposicionales, alteraciones que muchas veces pasan desapercibidas a simple vista. Gracias a ella se puede establecer con una cierta seguridad si el yacimiento arqueológico se encuentra en su posición original o se ha visto afectado por alteraciones posteriores. Se trata de un requisito indispensable para posteriormente poder realizar la interpretación estrictamente arqueológica, y entender así cómo vivían estas gentes prehistóricas y qué actividades realizaban en el interior de la cueva, que es el objetivo último y fundamental del proyecto de investigación.
Últimos trabajos en la cueva, con presencia alemana
El equipo de investigación de la Universidad de Alcalá, que estudia las grafías rupestres paleolíticas de la cavidad y el yacimiento arqueológico localizado en su interior, regresó hace días a la gruta para concluir los últimos trabajos de campo de este año.
Bajo la dirección científica de los profesores Manuel Alcaraz Castaño y Javier Alcolea González, el equipo estuvo esta vez acompañado por los investigadores alemanes Martin Kehl y Nicole Klasen, de la Universidad de Colonia. Estos expertos, geógrafos físicos especializados en geoarqueología y geocronología, forman parte del equipo de investigación interdisciplinar que estudia la ocupación humana de dicha cueva durante la Prehistoria.