El Instituto de la Vid y el Vino de Castilla-La Mancha (IVICAM) y la Universidad de Castilla-La Mancha junto con los propietarios de una conocida bodega asentada en Cogolludo han conseguido sacar adelante una primera producción de tinto en el que se incluya la variedad «fragoso», autóctona de esta localidad y única en el mundo.
«Por primera vez, 2020 será el primer año en el que vinificaremos con el objetivo de incluir Tinto Fragoso en alguna de nuestras referencias. Una variedad ancestral, con una personalidad única que aportará estructura, acidez e intensidad aromática», indica Fernando Fuentes, gerente de Finca Río Negro.
El genotipo Tinto Fragoso tiene una maduración más tardía respecto a la Tempranillo y una mayor intensidad colorante, por la mayor concentración de antocianos totales. Según los expertos, destaca esta variedad «por un mayor contenido en alcoholes lineales, metoxifenoles, terpenos y C13-norisoprenoides, compuestos que comunican aromas florales y afrutados». Los catadores valoran los vinos Tinto Fragoso por su intensidad aromática y persistencia en boca.
Uvas ancestrales en Guadalajara
La recuperación de uvas arcaicas ya fue noticia en este diario el pasado verano, aunque entonces la protagonista fuera la sanguina, variedad de uva tinta localizada en 2006 y que tiene prácticamente su último reducto en Cendejas del Padrastro. De ella solo existen cuatro cepas aquí, aunque se ha localizado alguna otra también también en Cataluña. Horche y Mandayona también son el repositorio de una muy antigua variedad de uva blanca.
Tampoco es la primera vez que Cogolludo se convierte en noticia este mismo año por algunas de sus cepas seculares. A finales de septiembre se daba a conocer otro proyecto, relacionado con un viñedo que sería anterior a la plaga de la filoxera, que arrasó España y ante la cual estos parajes de Guadalajara quedaron inmunes, como ya publicó LA CRÓNICA:
