“Las mentiras son muy difíciles de matar, pero una mentira que atribuye a un hombre lo que en realidad era el trabajo de una mujer tiene más vidas que un gato».
Esta frase se le atribuye a Marie Curie, Premio Nobel de Física en 1903 , la primera mujer en recibir este galardón, y de Química en 1911, y da cuenta de la dificultad máxima que la mujeres han encontrado siempre para poder estudiar, para destacar, siendo ninguneadas y silenciadas por el hombre y por la historia, incluso asesinadas, como le ocurrió a la matemática y astrónoma Hipatia de Alejandría. La propia Curie tuvo que salir de su país, Polonia, donde las mujeres no tenían acceso a la educación superior, para poder cursar sus estudios en París, en La Sorbona.
De las 119 ediciones celebradas de los Nobel, los premios más prestigiosos del mundo, sólo en 23 ocasiones los galardones de Medicina, Física o Química han recaído en mujeres; o lo que es lo mismo, de 602 premios en estas tres categorías, menos del 0,3% fueron entregados a científicas mujeres.
“Defiende tu derecho a pensar, porque incluso pensar de manera errónea es mejor que no pensar” decía Hipatia de Alejandría.
Debemos trabajar intensamente y destinar nuestros recursos como administración a concienciar sobre la importancia de garantizar la educación y el acceso a la ciencia en condiciones de igualdad a las niñas y las mujeres, con el fin de promover e incentivar su participación plena y equitativa, porque la diversidad en la investigación aporta talento y creatividad.
Y un último dato, las investigadoras científicas en el mundo están por debajo del 30% Las cifras hablan por si solas.
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