Cabanillas del Campo celebró este 3 de febrero el día de su patrón, San Blas, aunque de una manera notablemente distinta a lo que es habitual. La situación sanitaria por la pandemia de COVID-19 obligó a suspender los tradicionales actos lúdicos y de concentración de personas que acompañan a esta jornada, y la celebración se limitó al desarrollo de la Misa del Santo, celebrada en la Iglesia parroquial de la localidad.
La ceremonia comenzó a las 12 del mediodía, y con poco público en el templo, dado que el aforo estaba restringido a 90 personas, para mantener amplias distancias entre ellas. En representación del Ayuntamiento asistieron el alcalde y el primer teniente de alcalde del consistorio, José García Salinas y Luis Blanco, y también los ediles de la oposición Jaime Celada y Antonio Ruiz.
Fue una misa de una hora de duración, concelebrada por tres sacerdotes, y en la que la parte musical corrió esta vez a cargo del coro parroquial de Cabanillas. Como marca la tradición, la Misa de San Blas incluyó las ofrendas al santo por parte de varios colectivos, y la veneración de la reliquia de San Blas que se guarda en Cabanillas, que tradicionalmente es besada por los fieles, pero que dadas las circunstancias sanitarias en esta ocasión sólo pudo ser contemplada por quienes asistieron al templo, desfilando ante ella.