La Policía Nacional, la Agencia Tributaria y la Policía Municipal de Madrid han desarticulado en una operación conjunta una organización criminal internacional dedicada al contrabando de tabaco y al blanqueo de capitales, en una operación que se ha saldado con la detención de 10 personas y la incautación de 48.000 cajetillas de tabaco de 18 marcas distintas.
Según ha informado la Jefatura Superior de Policía en un comunicado, las detenciones se han efectuado en Madrid, Alcorcón, Alcalá de Henares, Meco y Azuqueca de Henares.
En la operación se incautaron 29.850 euros en efectivo, tres vehículos, dos inhibidores de frecuencia y un detector de radiofrecuencia, entre otros efectos. También se han bloqueado doce cuentas bancarias e inmovilizado tres bienes inmuebles.
Los beneficios se enviaban al extranjero, principalmente a Bulgaria, por correos humanos y luego se ingresaban en cuentas españolas para constituir empresas. De los detenidos cuatro son de nacionalidad búlgara, cuatro de nacionalidad española, una de Ucrania y otra de Armenia.
La organización contaba con una infraestructura para introducir el tabaco en España desde distintos países, utilizando la vía aérea mediante el uso de maletas y la vía terrestre a través de autobuses y camiones.
La investigación se inició en noviembre de 2017 cuando los agentes detectaron un establecimiento de Madrid donde se vendía cajetillas de tabaco sin contar con las habilitaciones legales necesarias.
Los investigadores localizaron una nave en Alcalá de Henares en la que guardaban este tabaco. A partir de ese momento, se inició una investigación conjunta entre Policía Nacional, Policía Municipal y Vigilancia Aduanera que se centró en determinar el lugar de procedencia del tabaco y las personas responsables de su introducción en España.
Para ocultar su verdadera identidad, los investigados se escondían bajo identidades falsas, en unas ocasiones usurpadas y en otras inventadas, con las que suscribían contratos de arrendamiento de almacenes para el tabaco, así como para crear empresas de venta de diferentes productos y para pagar suministros de energía.
Además, empleaban fuertes medidas de seguridad, entre las que destacaba el uso de varios terminales móviles con diferentes líneas, una aplicación de comunicaciones encriptadas, inhibidores de frecuencia, detectores de radiofrecuencia y placas de matrícula dobladas.