Las dos grandes campanas de la iglesia de San Ginés en Guadalajara, una de las más céntricas de la ciudad, han cambiado ligeramente su sonido y, además, han sustituido el volteo por el bandeo tras las obras que ha habido que acometer después de más de un año sin funcionar.
Cada una de las tres campanas de San Ginés tiene su nombre pero tan solo la pequeña, llamada Jesús, María y José, volteará a partir de ahora, ya que las otras dos grandes, conocidas como Nuestra Señora del Amparo y Santísimo Cristo del Amor y de la Paz, han tenido que ser reparadas y ahora, en vez de dar vueltas completas como venían haciendo, se balancearán, según señala a Europa Press su párroco, José Hernández.
Las dos campanas grandes de este templo del siglo XVI, que fue parte de un convento dominico antes que parroquia, llevaban más de un año paradas; sus ejes estaban desequilibrados y solo funcionaba el campanillo o campana pequeña, donde no ha habido que acometer ninguna mejora.
Lo que se ha hecho en las otras dos ha sido sustituir los yugos de hierro por otros de madera preparada para ello y también se ha saneado el sistema electrónico, que se había deteriorado. Ahora, al bandearse en vez de voltearse "son más seguras y con menos riesgos" porque "vibra menos la espadaña" pero "el sonido es similar".
Además, se han colocado badajos nuevos de "hierro dulce", que según Hernández, los campaneros aseguran que son más duraderos. Pero, además, los fieles de oído más fino han percibido también un ligero cambio en el sonido que para su párroco, "de ser así, sería prácticamente imperceptible".
Estas mejoras permitirán que dichos elementos sonoros "bailen bien", con mayor facilitad a partir de ahora, apunta el párroco, satisfecho con las obras.
Desde que se han acometido estos arreglos, cada día las campanas de San Ginés dan las doce del mediodía recordando, no solo la hora sino especialmente el Ángelus.
Además de tener que afrontar estos arreglos, la parroquia ha debido realizar obras de reparación después de que saltara la voz de alarma por el desprendimiento de algunas piedras de considerable tamaño, de hasta un puño, de la fachada de la iglesia.
En concreto, en la fachada se ha realizado un tratamiento de la piedra para combatir también las humedades y se ha reconstruido parte del relieve que había perdido su rosetón así como los escudos que había a los lados, tareas que han afectado especialmente a la parte alta.
Además, se ha cambiado la nave central del tejado, sustituyendo la cubierta de uralita por teja y se han renovado las vigas de madera que había dañadas y viejas en las naves laterales por otras de madera laminada.
"Nos hemos metido en una buena deuda y aunque los feligreses responden y están muy sensibilizados, para la parroquia sola es un coste importante que se tardará en pagar y por eso queremos conseguir más ayudas", ha resaltado el párroco.
En todo caso, durante los seis meses que se han prolongado las obras el culto se ha mantenido dentro del templo, salvo en algún momento puntual.