Este 4 de marzo celebramos el Día Mundial de la Ingeniería para el Desarrollo Sostenible, una fecha que está incluida en la agenda 2030, y que tiene más importancia de la que, a simple vista, parece, ya que incorporar ciertas rutinas a nuestro día a día puede lograr cambios que influyen de forma directa en la apuesta por un desarrollo sostenible.
Les pongo un ejemplo: ¿cuántos de ustedes reciclan papel, vidrio o envases? ¿cuántos de ustedes apuestan por botellas de agua reutilizables en lugar de las de plástico?
Se han preguntado alguna vez ¿qué pasaría si todos reciclásemos? En la universidad de Las Palmas de Gran Canaria sí. Y lo que han descubierto es que por cada tonelada de papel que se recicla se salvan 18 árboles, también, que recuperar dos toneladas de plástico equivale a ahorrar una tonelada de petróleo, y por último, que una gota de aceite usado contamina 1.000 litros de agua.
Reciclar es reflejo de cultura y de responsabilidad social, por ello, es importante que informemos a las niñas y niños y a la juventud de que otro mundo es posible, y lograrlo está en su mano. Además, son un elemento de cambio para presionar a las personas mayores a que apostemos por conductas responsables.
El tiempo juega en nuestra contra. Naciones Unidas lo ha querido dejar claro y ha puesto a disposición una calculadora para medir la huella de carbono, os dejo el enlace por si os ha picado la curiosidad
Finalmente, desde las instituciones contamos con herramientas que nos permiten poner en marcha políticas que nos conducen a un desarrollo sostenible; ya sea en el ámbito del Urbanismo, o en otras áreas como Medio Ambiente. Pero, sobre todo, lo que debemos hacer es concienciar a la ciudadanía de que la sostenibilidad sólo es posible si remamos todos juntos en la misma dirección.