Ocurrió el pasado 30 de noviembre. El Gobierno regional movilizó más de 50 vehículos y cerca de 200 personas, de las que 150 eran efectivos de los diferentes grupos de intervención en emergencias. Afortunadamente, no se trataba de un caso inesperado, sino del primer simulacro frente al riesgo radiológico que se desarrollaba en Castilla-La Mancha. Se basaba en la hipótesis del robo de dos fuentes radioactivas de una industria de Guadalajara, que aparecían dos días más tarde en un accidente de tráfico entre particulares en un recinto a las afueras de la ciudad de Toledo.
El simulacro ha servido para ensayar la activación del Plan Especial de Protección Civil frente al Riesgo Radiológico de Castilla-La Mancha (RADIOCAM), que comprende el conjunto de procedimientos para movilizar los recursos necesarios ante este tipo de situaciones.
Tuvo una duración de dos horas y se desarrolló en seis escenarios distintos. En estos últimos siete años, la Dirección General de Protección Ciudadana ha organizado 27 simulacros de emergencia con activación de planes de protección civil. Desde el 2016 el Servicio 112 ha participado en cerca de mil simulacros organizados por otros organismos e instituciones.
Desarrollo del simulacro
El director general de Protección Ciudadana, Emilio Puig, detalló los diferentes escenarios del simulacro, que ha comenzado con un accidente de tráfico con tres vehículos implicados y nueve personas heridas.
Tras el mencionado accidente, un grupo de adolescentes ha dado aviso al Servicio 1-1-2, que ha enviado a los medios de actuación en emergencias: Policía Local, sanitarios y bomberos. A su llegada se han encontrado con dos personas heridas de gravedad y atrapadas en el interior de los vehículos y siete heridos leves. Tras desencarcelar a los atrapados y trasladar a los afectados al Puesto Médico Avanzado y al Hospital de referencia, los efectivos en el lugar han descubierto una caja con el símbolo de material radioactivo (trébol).
Ante el hallazgo, se ha activado a Policía Nacional y Protección Civil, mientras los bomberos establecían un perímetro de seguridad, con un radio mínimo de 100 metros. Desde el 1-1-2 se ha avisado a la Dirección General de Protección Ciudadana, al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y a la Empresa Nacional de Residuos Radioactivos (ENRESA), quienes se desplazaban hacia Toledo.
Como consecuencia, se activaba el Plan Especial frente al Riesgo Radiológico en Castilla-La Mancha en fase de emergencia nivel 2, constituyendo el grupo de acción y desplazando el vehículo de comunicaciones (PMA) al lugar de la emergencia. Al mismo tiempo, se daba aviso a los grupos NRBQ (que actúan ante amenazas nucleares, radiológicas, biológicas y químicas) de la Policía Nacional y de la UME.
Los efectivos de la Policía Nacional realizaban la primera aproximación al vehículo que contenía la caja con un equipo de control remoto, constatando que es uno de los robados días antes en Guadalajara. Mientras tanto, los técnicos del CSN instalaban una unidad móvil de medición de radiación y la unidad de la UME instalaba asimismo una estación de descontaminación del personal, vehículos y material sensible.
La segunda fuente radioactiva se localizaba en las inmediaciones del lugar del accidente y se sospechaba que había sido manipulada por los adolescentes que avisaron al 1-1-2. Tras alojar esta fuente intacta en un contenedor plomado de ENRESA, se procedía a su recogida.
Finalmente, se llevaba a cabo la descontaminación de las personas involucradas en el incidente, así como de los vehículos y el material utilizado en su resolución, desactivando el RADIOCAM y dándose por finalizado el ejercicio.