En una de esas hojas volanderas que aún se llaman periódicos, que hacen razón al nombre porque te los sirven junto con el café cada mañana, aparece este miércoles la relación de los 200 hombres y mujeres más ricos de España.

Ninguno es de Guadalajara.

El diario "El Mundo", que es quien ha recopilado los datos, amplía más el foco y relaciona los riñones mejor cubiertos de Castilla-La Mancha, entre los que tampoco figura ningún alcarreño, campiñero, serrano o molinés.

¿Dónde están nuestros millonarios, esos a los que amamantamos con nuestro dinero antes de la crisis de hace una década y a los que llevamos perdonando sus despiporres financieros desde entonces?

Al final, va a resultar que ser pobre es más vulgar pero infinitamente más seguro que ser rico y codicioso.

Ni usted ni yo habríamos resistido sin caer bajo las garras de un infarto lo que ha soportado Amancio Ortega, que el pobre (es un decir) ha perdido a razón de 1.000 millones de euros al mes todos los meses de 2018. Eso que nos hemos evitado los de abajo, por no ser como los de arriba. Nos queda toda la eternidad para igualarnos, con toda seguridad y con tarifa plana. Algo más barato para asegurar la justicia social no se ha inventado, con el inconveniente de que no es en esta vida, sino en la otra.

Pero la gran pregunta sigue ahí: ¿qué ha pasado con los ricos de Guadalajara?

Hay viejos por la Calle Mayor que, quizá presos de alucinaciones, aún aseguran que alguna vez los hubo…