9.3 C
Guadalajara
20 noviembre 2024
InicioSociedadQué bien en Brihuega, aunque no haya toros

Qué bien en Brihuega, aunque no haya toros

-

La de Brihuega es esa plaza de toros donde el festejo empieza un cuarto de hora tarde y el público lo consiente, sin que en los tendidos se perciba el más mínimo asomo de motín. También es el coso en el que la víspera de las elecciones la banda se arranca, como aperitivo, con el himno de España, seguido en pie por el respetable, entre los que se encontraban Rocío Monasterio y su señor esposo, además del candidato de Vox por Guadalajara. Page este vez no acudió, aunque sí varios alcaldes del PSOE y altos cargos de la Junta de Comunidades socialista, en barrera de sombra, como los antiguos señoritos.

La plaza de Brihuega, en su variante primaveral, es también esa que nunca se llena ni al reclamo de las supuestas figuras y de los últimamente esquivos famosos. Quizá el día que comprendan que la publicidad en LA CRÓNICA funciona y que es buena inversión para acercar a los aficionados hasta "La Muralla", los responsables llenen el aforo. Esta vez, tres cuartos de entrada y sin apreturas.

Ir a los toros en Brihuega es disponerse para un variado curso práctico de cómo el serrucho y la escofina se intentan hacer pasar por zootecnia: o sea, la abrumadora sospecha de afeitado de eso que llaman toros, como casi siempre. 

Así las cosas, dado que el público asistente fue esencialmente a pasárselo bien en los prolegómenos y que Brihuega estaba este sábado en todo su esplendor, el objetivo esencial se cumplió con creces. Además, a la belleza briocense en cada esquina y en cada iglesia, en cada mirador y en cada arco de muralla hay que sumar la eficacia de los beneméritos voluntarios de Protección Civil, que organizaron a satisfacción el movimiento de coches hacia el otras veces complicado aparcamiento. Sobresaliente, en este caso, para la organización.

De lo sustancial, que siempre debería ser lo que ocurre en el ruedo, sólo merece mención el quinto de la tarde, de nombre "Guitarra". Era un ejemplo cuadrúpedo para todos los bípedos allí reunidos: qué bondad, qué nobleza, qué empeño en hacer bien aquello para lo que uno está llamado. Acometía ese toro con aires de novillo de una manera tan cordial, que el José María Manzanares que pasaba por allí no tuvo más remedio que acompañar el buen toreo del animal, que tuvo un merecido arrastre lento tras morir. Mucho más desapercibidos pasaron Cayetano (perdido en sus mismidades desde hace años) y un Hermoso de Mendoza que si destacó en algo es por su vestido. Los caballos, eso sí, acreditaron su buena escuela.

Brihuega es un hermosísimo lugar al que ir y al que volver. El día en que la oferta gastronómica se restablezca en su variedad de antaño, será la suya una opción casi imbatible a un centenar de kilómetros de Madrid. Pero siempre será para el viajero un gran lugar para soñar. Aunque la realidad se imponga.
 


 

Ficha del festejo:

Brihuega. Tres cuartos de plaza. Toros de los Herederos de Ángel Sánchez y Sánchez (1º y 4º), Domingo Hernández (21, 3º y 6º) y Garcigrande (5º).

• Pablo Hermoso de Mendoza, oreja y ovación tras petición.
• José María Manzanares, silencio y dos orejas tras aviso.
• Cayetano, palmas y oreja.