El globo sonda llegó a traves de "El País", que le dedicó su apertura de portada este martes, porque la noticia lo merecía: el Gobierno estudia imponer un peaje a las autovías españolas.
El pago sería casi testimonial, pero una mortificación para el bolsillo de los usuarios habituales. Si no hubiera tratop especial para los residentes cerca de las grandes capitales, en las "ciudades dormitorio" de Madrid o Barcelona, por ejemplo, la factura mensual sería más que apreciable aunque se especule con un importe en torno a la décima parte de lo que ahora se paga en la R-2 o en cualquier otra autopista de peaje. Según los cálculos de LA CRÓNICA, a "tarifa completa" con el rango de precios que se ha ido anunciando, un guadalajareño que se desplace a diario a Madrid debería sumar más de 40 euros mensuales a su presupuesto de locomoción.
El nuevo impuesto "en especie" se justificaría para reducir el importe del peaje en las autopistas de gestión privada, aunque difícilmente tendría caracter finalista más allá de engrosar algo más las arcas de la Hacienda Pública, siempre necesitadas de efectivo.
Lo incontestable es que las autovías, por su mantenimiento (cuando lo tienen) suponen un coste de unos 1.100 millones de euros para el Estado. A la red actual habrá que sumar en los próximos dos años los 1.000 kilómetros que suman la AP-7, AP-4 y AP-2, que dejarán de ser de pago, al termionar su concesión y no renovarlas.
¿Y todo esto cómo nos puede afectar?
Ya hace un año hubo quien puso cifras a las posibles tarifas. No fue el Gobierno, sino la patronal de las constructoras, que es quien más se juega en facturar o no facturar por mantener las calzadas en buen estado de uso. Según Seopan, la tarifa debería girar en trono a los 3 céntimos por kilómetro para los turismos mientras que a los camiones se les cobraría a 13 céntimos por kilómetro.
Ahora, lo que se filtra desde el Gobierno está en los 2 céntimos por kilómetro para los turismos. Una salvedad importante es que esas mismas fuentes anónimas han hecho llegar a algunos medios nacionales que los residentes cercanos a las autovías, como es el caso de todos los habitantes del Corredor del Henares, quedarían exentos del pago, en su totalidad o en gran parte. Está por ver, como todo en esta especulación veraniega.
De este modo, resulta imposible echar cuentas precisas de lo que podría suponer, realmente, la medida a un vecino de Guadalajara que trabaje en Madrid y se desplace a la capital de España cada día con vehículo privado. El sobrecoste no bajaría de los 2 euros por la ida y la vuelta, lo que supone un gasto mensual sólo por este concepto de más de 40 euros. También habría que pagar por las autovías que nos llevan a cualquier otro punto de España.
Para que todo esto se pueda aplicar hay diversas opciones técnicas, que ya se utilizan en casi todos los países de Europa. Un ejemplo cercano es Portugal, con sus arcos que hacen tintinear cada pocos kilómetros el lector del peaje de los coches. Otra fórmula son los "sellos" que se compran para circular por numerosos países europeos.