Guadalajara tiene un lugar en el que te escuchan. Se llama oficialmente «Centro de escucha ‘San Camilo'» y lo creó Cáritas hace un lustro, como servicio gratuito, especializado en la atención del duelo. En estos primeros 5 años no han llegado a 100 las personas que lo han utilizado. De ellas, un gran porcentaje ha sido población inmigrante; y un tercio, por la pérdida de algún familiar.
Según recuerda el director del centro, Óscar Merino, se trata de un servicio de atención y acompañamiento a personas que están pasando por una crisis personal o familiar o por una situación de sufrimiento o desorientación en sus vidas, y también se han sumado «situaciones de soledad y tormento» con la llegada del COVID-19.
El Centro de escucha ‘San Camilo’ es un servicio que ofrece la diócesis Sigüenza-Guadalajara, a través de Cáritas, en colaboración con el Centro de Humanización de la Salud y el Centro de escucha ‘San Camilo’ de Tres Cantos, de los religiosos camilos.
Para recibir esta atención están los teléfonos de contacto 949034902 y 664531147, donde una vez realizada la llamada un coordinador dará una cita para mantener una entrevista. A partir de ahí, se le asignará a esta persona un voluntario, que estará a su lado a lo largo del «proceso de acompañamiento».
De las algo más de noventa personas atendidas durante este tiempo no hay un perfil definido como tal, sino que son de distintas edades, siempre a partir de los 18 años, y de todos los estratos sociales.
En Cáritas están satisfechos
En todo caso, según Merino, «la experiencia por el momento ha sido muy positiva» y aunque con la llegada del confinamiento con motivo de la pandemia se tuvo de que dejar de prestar de forma presencial, se mantuvo «un servicio activo telefónico para los procesos que estaban en marcha», retomándose de nuevo la presencialidad tras finalizar el periodo de confinamiento.
Consideran que esta crisis sanitaria ha generado una mayor necesidad del servicio de escucha. No obstante, como admite Merino, «todavía existe un cierto miedo a utilizar recursos de ayuda presenciales».
El planteamiento del servicio no se centra en la mera escucha de los problemas y en dar consejos o soluciones, sino en «una relación de ayuda que pasará por apoyar a la propia persona en la autoexploración de lo que le pasa, que narre lo que le ocurre, profundice en las causas y vea dónde está el origen de la situación que se vive para, finalmente, tratar de gestionarlo», explica el director del centro.
«Es escuchar, acoger y ayudar a la propia persona a que vaya buceando en lo que le pasa», ha precisado. Para prestar este servicio el centro cuenta con trece voluntarios en activo que previamente han recibido un curso de formación en ayuda y en intervención en duelo.