A las 11.37 de la mañana del 2 de septiembre de 2021 se materializaba en cuerpo mortal el presidente del Gobierno de España en Guadalajara. Al menos, eso es lo que supusieron de inmediato el algo más de centenar de vecinos que le esperaban a muy larga distancia, para recibirle con pitos e insultos desde lo alto de la cuesta del Matadero.
Imposible atisbar siquiera la figura de Pedro Sánchez detrás de los cristales ahumados del Audi que en esos momentos entraba a toda velocidad (muy por encima de los 30 kilómetros por hora que marcan las normas actuales para la «ciudadanía») después de recorrer la calle Cardenal González de Mendoza.
La comitiva oficial daba por terminada así la espera de los pocos que habían respondido a una convocatoria realizada la víspera, a través de las redes sociales. La propia convocatoria pública del acto se había filtrado a los medios por la mañana del miércoles y no hubo confirmación hasta por la tarde.
En los mensajes compartidos la tarde del jueves, se planteaba la cita contra Sánchez del siguiente modo: «Al San José a las 11 de la mañana. Se está llevando, con la máxima discreción, para que nadie se entere y no haya pitadas. Así que, habrá que difundirlo, para que acuda todo el que pueda y le reviente los oídos, por los pitidos y abucheos». No hubo tal, por las limitaciones preventivas impuestas y, sobre todo, por el número de abucheadores, reseñable si se compara con algunas citas culturales de la ciudad pero insuficiente para molestar los oídos presidenciales.
A las 12.09, entraba el presidente en el salón de actos, dispuesto para oír en primer lugar al alcalde de Guadalajara y, sobre todo, para aparecer en todos los telediarios de este jueves, 2 de septiembre, con el mensaje elegido para la ocasión. De eso, damos amplia cuenta en otra información.