La profesora de pediatría en el Grado de Medicina de la Universidad de Alcalá, Rosa Mª Funes, trabaja en la Unidad de Neonatología del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, es cofundadora del blog Nacer en Alcalá y ha publicado distintos libros de poesía y relatos cortos.
– ¿Desde cuándo escribe?
– Escribo desde muy jovencita, pero desde hace 6 o 7 años lo hago con la intención de aprender y de que lo que escriba pueda ser incluso publicable. Hacia el 2013 empecé a interesarme más por la técnica y a asistir a talleres de escritura en La Posada de Hojalata en Alcalá de Henares. Siempre he escrito poesía y es donde más segura me siento, pero desde hace dos o tres años me he animado también a escribir relato corto y ensayo.
– ¿Qué libros ha publicado?
– Junto con dos amigos poetas de La Posada de Hojalata escribimos el libro de poesía, Trilogía del Desorden. Mi poemario dentro de ese libro tiene como título un término médico muy usado en neonatología: Evento centinela. Una curiosidad es que uno de sus versos fue elegido para adornar uno de los pasos de cebra en Madrid bajo la iniciativa ‘Versos al paso’. Después participé en el libro Discípulos de GEA con un poema sobre la mujer. Y el primer relato corto que he publicado ha sido recientemente en el libro Esto no es un p*** vinilo. Además, en marzo, si todo va bien publicaré un ensayo sobre redes sociales y adolescentes, un tema que me despierta mucho interés y preocupación.
– ¿Cómo se reflejan en sus relatos las vivencias del hospital y de la universidad?
– De la universidad he reflejado muy poco por ahora. Mis relatos y escritos poéticos tienen mucho que ver con mi trabajo, con la medicina, la pediatría, la neonatología…De hecho, el libro de poesía Evento centinela, ya desde el título, está reflejando el mundo neonatal en el que me muevo cada día. Un evento centinela, por aclararlo, sería algo que sucede periparto, imprevisto totalmente y que podría causar un gran daño a la madre y/o al niño. Por ejemplo, una rotura del cordón umbilical, un desprendimiento de placenta, etc. hechos que podrían causar daños irreversibles. Entonces un momento que debería ser bellísimo se convierte en un drama terrible que pone a prueba a las familias de una manera brutal. Ya de residente se me quedaron grabados muchas de estas situaciones, impactos vitales llenos de un tremendo sufrimiento.
Y cuando escribo, lo traslado a la vida cotidiana y siento que vivimos rodeados de eventos centinelas, que nuestra vida en un segundo y de manera inesperada puede dar un giro de 180º y ponernos a prueba. La vida es así, totalmente imprevisible. Cuando empecé a escribirlo recuerdo que en todas las poesías incluía términos médicos. Hay poemas en los que se nota mucho mi profesión porque hablo de isquemia, embolia, infarto, palabras que uso como metáforas. De hecho, el relato que forma parte de Esto no es un p*** vinilo refleja la angustia que viví en el hospital y en casa durante la pandemia, aunque he de decir que fui de las pediatras más afortunadas porque me mantuve en la unidad neonatal, no como muchas de mis compañeras que tuvieron que trabajar en primera línea de urgencias atendiendo a adultos con mucha valentía.
En el fondo de mi escritura casi siempre se encuentra la angustia, la ausencia, el paso del tiempo y la crudeza de la vida.
– Desde su servicio, ¿cómo se vivió el punto álgido de la pandemia?
– Con mucha angustia, miedo e incertidumbre. Aunque cerraron la planta de pediatría, nuestro servicio continuó trabajando en la urgencia y en las plantas de hospitalización atendiendo a pacientes adultos. Nos ofrecimos a ayudar como fuera. El paritorio y maternidad no se cerraron, aunque se tuvieron que adaptar nuevos protocolos. Fue muy complicado todo. Tuvimos mucho contacto con la UCI porque colaborábamos con ellos como podíamos en labores burocráticas o de información a los familiares de pacientes, y estábamos muy informados de cómo iba evolucionando todo a través de ellos.
– ¿Esto se refleja en el relato del libro Esto no es un p*** vinilo?
– No exactamente, pero en ese relato, que es muy cortito, intento reflejar la angustia vital a la que nos llevó la pandemia. El libro es una antología de relatos y somos diferentes autores. Cada uno nos hemos inspirado en una canción para escribirlo. En mi caso, elegí la canción Ojalá, de Silvio Rodríguez. Lo publicó la editorial Bala Perdida que, en casi todas sus obras, propone una lista de canciones relacionadas con el libro. ¡Os recomiendo leerlo!