Hoy es el Día Internacional del Gato. Injustamente tienen muy mala fama, pero quienes tratamos e incluso vivimos con alguno sabemos que son seres fascinantes. Una vez que pones un gato en tu vida no hay retorno. Sus movimientos, su personalidad y sus ocurrencias harán que quieras tener uno siempre ronroneando a tu lado. De las drogas se sale, de querer tener gato no.
En esta pandemia en la que hemos tenido que pasar tanto tiempo en casa la compañía del michi ha sido un soporte vital muy importante para muchas personas, entre las cuales me incluyo. Mientras el mundo afuera se derrumbaba había una constante que nunca fallaba: el ronroneo de mi gata dormitando sobre mis piernas.
En medio de todo el dolor y todo el caos, los gatos se pasaban la distancia de seguridad por el forro y luchaban constantemente por el espacio. El mismo que estabas ocupando tú concretamente. Cuanto más encima de ti, mejor. Había días que con el único ser vivo que “hablabas” era con tu gato. ¿Os suenan estas historias? Ay…de cuántos momentos de soledad nos han salvado.
Yo personalmente me siento un poco en deuda por tanto y tan libre. Hay un poema de un cantautor que se llama Rafa Pons en el que compara el amor con un gato y no puedo estar más de acuerdo. El amor parece un perro, pero es un gato, dice. Tu perro siempre va a ir a recibirte a la puerta, no hay amor más incondicional que el de un perro. Pero si quien acude a recibirte es tu gato…eso es otro nivel. Tu gato se pone a tu lado en el sofá porque quiere no porque te necesite. Que tu gato te chupe la cara o te deje tocarle la barriga es amor y no lo de Romeo y Julieta.
En todos estos días de confinamiento con mi gata no he podido evitar acordarme de todos los felinos que estarían en la calle, porque ella viene también de allí. Sobre todo los que viven en colonias en parques, cementerios, colegios y otras instalaciones que se vieron cerradas durante un tiempo por la pandemia. Las personas voluntarias que cuidan de esos animales altruistamente han tenido que pelear mucho para que en un principio se les permitiera ir a cuidar a esos animales. A los gatos y a tantos otros que habitan en nuestros municipios y que dependían de que les llevaran comida para poder sobrevivir. No puede ser que cuando se tengan que aplicar este tipo de medidas (que ojalá nunca más) nos olvidemos de que en nuestros municipios también viven animales y que hay que cuidarles por una cuestión ética, moral y también de salud pública.
Sirvan estas líneas para agradecer una vez más a todas esas personas voluntarias que cuidan las colonias felinas su labor admirable. Ni el rechazo que venían sufriendo por parte de otras personas ni la situación sanitaria y social tan difícil les hizo flaquear a la hora de defender su trabajo. Bravo, el mundo sería un lugar peor si no existierais.
Tampoco voy a desaprovechar la ocasión para poner de manifiesto una vez más la necesidad de llevar a cabo protocolos CER (captura, esterilización y retorno) en los municipios donde haya colonias felinas. En muchos pueblos y ciudades ya hay personas encargándose de ello y es necesario que desde las instituciones públicas se subvencione, organice y coordine este tipo de actuaciones que benefician a todas las partes implicadas.
Seguiremos trabajando desde Izquierda Unida allá donde estemos para que así sea.
Una de las grandes lecciones que nos ha dado esta pandemia (por aquello de buscar lo positivo) ha sido el valorar lo que tenemos. Así que si mientras lees estas líneas tienes a tu michi merodeando alrededor, muy previsiblemente no dejándote hacer lo que estés haciendo guíñale un ojo que quien tiene un gato tiene un tesoro. Y si no tienes michi plantéatelo y adopta, hay muchos esperando la oportunidad de compartir piso con alguien con quien saltarse abusivamente la distancia de seguridad.
Feliz día del gato, en especial a mi Bichi.