Cuanto más alto es un cargo político, más espera que sus subordinados de libre designación se dediquen, como primer mandamiento, a protegerle. Y no hay mayor desprotección para un político que la incoherencia, especialmente si viene de la mano de la contradicción… sobre todo si la propicia un propio. O una propia, como es el caso.
Regina Leal lleva años siendo una discreta gerente del SESCAM, en todos los sentidos de la palabra. Este miércoles se ha desmelenado. De una sentada, ha puesto sus palabras en trayectoria de colisión con los más recientes pronunciamientos públicos de Emiliano García-Page.
Como informa ampliamente LA CRÓNICA, de una sola sentada, Regina Leal…
• Ha anticipado una casi inmediata cuarta ola del COVID, para el mes de marzo, a las pocas horas de que la consejera portavoz sostuviera que seguiríamos bajando los índices de la pandemia en la región.
• Pospone varios meses el uso de los secuenciadores que García-Page anunció como de recepción inmediata en la región…
• … y, para remate, contradice a su Presidente, que también es el de todos los castellanomanchegos, al sostener que el cierre perimetral de Castilla-La Mancha nada tiene que ver con lo que ocurra sanitariamente en Madrid, pese a que Page y sus consejeros sostienen lo contrario desde hace semanas.
En tiempos, algunos se suicidaban mordiendo una cápsula de cianuro.
Quizá hoy, alguien se haya suicidado (políticamente) por no morderse la lengua.