El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se ha mostrado partidario de que el Gobierno de Pedro Sánchez, la sociedad española y el propio PSOE reflexionen sobre en qué condiciones mantener el gobierno. De este modo ha reaccionado el presidente y líder del PSOE en Castilla-La Mancha, entrevistado en el programa ‘Espejo Público, después de que Pedro Sánchez, en el Comité Federal del sábado, mostrara su intención de seguir gobernando «con o sin el Legislativo».
Page ha recordado que desde el primer momento en que se constituyó esta legislatura ya alertó de que se habían terminado metiendo «en un callejón sin salida, en una especie de laberinto sin salida».
Tras cuestionar el planteamiento de Sánchez, ha indicado que él juzga la eficacia de la política y la eficacia de las legislaturas en si se puede cumplir o no lo que se ha prometido a la ciudadanía.
«No se trata ni siquiera de hacer cosas o aprobar leyes, sino de hacer las cosas que has prometido», ha dicho aludiendo después a la ley de Amnistía, «lo contrario» de lo que se prometió. Ha insistido en este punto en que a quien se le encarga la responsabilidad de gobernar y pilotar la política durante cuatro años pueda hacer viable su proyecto político.
De ahí que haya defendido que la reflexión que tendrá que hacer el propio gobierno, la sociedad española y dentro del PSOE es en «qué condiciones queremos simple y llanamente mantener el gobierno si podemos o no podemos hacer cosas».
«Si se puede sacar adelante lo prometido a la ciudadanía, pues hay que buscar las formas, y desde luego no a cualquier precio, ni de cualquier manera».
Preguntado sobre si el precio de mantenerse en el Gobierno supone aprobar algo parecido a un concierto en Cataluña, García-Page ha indicado que «la amnistía y los indultos» forman parte de «una misma cadena». «Es decir, todo son consecuencias, no de que los indultos por sí mismos fueran buenos, ahora se venden como buenos, pero la intención original era ir tirando para adelante y cumplir compromisos para gobernar».
«Todos forman parte, en menor o mayor escala, de un cierto chantaje, a mi juicio bastante espurio, de los independentistas, y me preocupa muchísimo», ha condenado.
CRITICAS EN EL COMITÉ DEL SÁBADO
Preguntado sobre si sus criticas al acuerdo con ERC tendrán recorrido en su partido, García-Page ha indicado que se tiene la «mala costumbre» de pensar que el Comité Federal resuelve algo.
«Fue un comité importante en términos dialécticos, fuerte para entendernos, pasaron muchas cosas. Pero no se vota, no se decide», ha dicho el líder de la federación castellanomanchega, que ha vuelto a insistir en que «hay muchísima más gente en el Partido Socialista que tiene diferentes opiniones», pero no todos tienen la misma capacidad de hacerse escuchar. «Algunos tenemos protagonismo público, otros no».
Dicho esto, y tras asegurar no ser «ni sanchista ni antisanchista», ha abogado por un PSOE «moderado, que no crea que tenga toda la razón, que tiene que escuchar, que puede pactar».
«Lucho contra todo tipo de fanatismos en general, incluido a veces los internos, y contra cierto populismo interno que se coló en España en el 2007 y, que a veces podía representar Pablo Iglesias, y que excita las peores pasiones, a veces, de la militancia».
En cuanto a lo que sucedió en la sede de Ferraz el paso sábado y si se puede hablar con el secretario general, ha respondido que cuando él entró, el resto de compañeros ya ocupaba su asiento.
«Es más, me quisieron interrumpir la intervención porque decían que se fueran las cámaras cuando yo estaba hablando precisamente. Invitaron a los medios a entrar y vamos, que me quedé con la palabra en la boca. Es una cosa llamativa, de manera que cuando entré, ya estaba todo el mundo sentado, así que no tuve mucha ocasión de hablar con nadie», ha concluido.