El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha cargado contra los portavoces del «desastre económico» que pareciera, con sus augurios, que quisieran que las «cosas vayan mal». Además, el jefe del Ejecutivo autonómico ha admitido que durante los próximos meses pueden producirse «turbulencias» pero eso no significa que «se pare el viento». «No estamos todavía en esa posición», ha dicho.
Tras la firma del nuevo plan de empleo con las diputaciones, el presidente castellanomanchego ha afirmado que su gobierno, además de hacer políticas «con rostro humano y con alma», tiene que ser «un factor de seguridad ante los vientos que se adivinan», lamentando a continuación que ahora haya «una avalancha» de intereses «para dar la impresión de que el país va a la bancarrota», ha esbozado.
«Habrá que hacer ajustes», aventura Page
«Hay que distinguir las tormentas», ha subrayado García-Page, quien ha confesado que se quedó preocupado con las afirmaciones de la ministra de Asuntos Económicos y Transformación digital, Nadia Calviño –«una persona muy solvente»–, en las que advertía de que los próximos trimestres van a ser «complicados», algo que García-Page interpreta como que va a haber «turbulencias», lo que «no significa que se pare el viento», ha recalcado.
Según ha destacado, «probablemente hay que tener más firme agarrado el timón porque los vientos van a ser cambiantes, porque vamos a tener que estar haciendo ajustes y porque vamos a tener que aguantar más la presión de la tormenta, pero pararse lo que es el viento, no se para, no estamos todavía en esa posición y hay que trabajar para que no estemos», ha sentenciado el presidente.
Tras señalar que hay que ver el escenario de los próximos meses «con cautela», ha celebrado que en Castilla-La Mancha, «a diferencia de lo que pase en otros sitios», haya «muchos más paraguas».
Dicho esto, ha comentado que el plan de empleo «es un plan que cuando las cosas van mal es un paraguas y cuando van bien es un ventilador», al tiempo que ha presumido de una Castilla-La Mancha que es «un oasis» en estabilidad política y en previsibilidad». «Aquí nadie pregunta ya si habrá o no presupuestos», ha dicho.