El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha pedido al Gobierno del Estado «firmeza y determinación» –«la misma que con otros asuntos»–, de cara a solventar lo que entiende como un «atropello ambiental» y una «sangría económica», como es el trasvase Tajo-Segura.
Así lo ha reivindicado este lunes en la presentación de una empresa recién instalada en Fontanar, donde ha asegurado que Castilla-La Mancha puede ser «una de las regiones más emergentes y dinámicas del país», pero para eso «es necesario contar con recursos», como en este caso el agua.
Ha calculado que cada metro cúbico «que se va de esta provincia al Levante» puede traducirse en «2.000 millones de las antiguas pesetas», lo que ejemplifica que «el agua es materia prima para generar empleo». «Hay que mantener una posición muy clara para saber al servicio de quién estamos».