Ya es maldita casualidad que el día elegido para el concierto de «Ilegales» en Guadalajara fuera el 14 de marzo de 2020. Esa fecha será recordada por la declaración del estado de alarma en España. Y alarmada sigue España, bajo los efectos del COVID-19. La mañana de aquel 14 de marzo compareció Pedro Sánchez en los televisores. Habría sido mucho más divertido haberlo podido cambiar por Jorge Martínez y su banda, quién lo duda. La noche fue muy distinta a la previsto en la Sala Óxido y en toda Guadalajara. Las que siguieron después, también.
La Sala Óxido tiene un aforo para 500 personas y está cerrada a cal y canto desde entonces. Lo mismo ocurre con el Monkey Man, capaz de acoger unas 160 personas. Los responsables de ambos negocios saben que las cosas no pintan bien. Por de pronto, han aprovechado la cuarentena para idear proyectos empresariales complementarios, que sirvan de precaria inyección económica para evitar el descalabro total que supone la falta de su principal fuente de ingresos.
Daniel Pérez es el gerente de la Sala Óxido, donde el cierre inmediato del local desde que se decretó el estado de alarma ha supuesto la reprogramación del 99% de las actuaciones previstas a partir del mes de octubre. Si la pandemia amaina, «Ilegales» actuarán el 31 de marzo. Reconoce Pérez que existe «mucho temor» a que ni siquiera pueda celebrarse por esas fechas; y en caso de finalmente puedan, se pregunta en qué condiciones se hará.
Menos aforo no es la solución
Pérez ve muy negro el escenario a corto y medio plazo. Aunque ha señalado que, por el momento, ha habido «una gran complicidad» con las bandas que iban a actuar, sin que apenas haya habido cancelaciones ni tampoco devoluciones de entradas, sí teme que las limitaciones del aforo les aboquen al cierre.
«Había bandas muy gordas y todo el aforo vendido. Si las medidas a tomar pasan por la reducción del aforo, estamos abocados al fracaso casi al cien por cien», ha apuntado Pérez teniendo en cuenta que todos los conciertos que traen son de caché alto, que sólo se consigue cubrir si se venden todas las entradas.
De momento, está teniendo una buena aceptación una curiosa iniciativa que ha puesto en marcha: la venta de ropa con el logo de la sala y adaptado a esta situación de pandemia. De hecho, el eslogan de sus camisetas es ‘Contra viento y pandemia’. Aunque apenas sacan dos o tres euros de ganancia por cada una, al menos, espera que por un tiempo les sirva para pagar unos gastos fijos que no cesan.
Actuaciones en octubre y cerveza artesana a domicilio
En el caso de la sala Monkey Man, que llevan Sebastián Redondo y Juana Guillamas, las previsiones no son mejores. Tenían programadas actuaciones para marzo, abril y mayo y han tenido que trasladar los grupos a partir de octubre también, con el deseo de que vayan mejor las cosas.
Todo está en el aire porque tampoco saben en qué condiciones les dejarán abrir. Si les reducen mucho el aforo para mantener distancias mínimas de seguridad, el gerente de esta sala tiene claro que no podrán traer grupos de mucho caché ni de mucha producción porque si las entradas son caras y la gente de Guadalajara «no está acostumbrada a pagar mucho por acudir a conciertos».
En su caso, también ha buscado ingresos por otros medios y para eso están creando una página web para vender una marca propia de cerveza artesana que quieren distribuir a domicilio a sus clientes, con el claro propósito de mantener el contacto con su público hasta que puedan volver a funcionar al cien por cien.