El nuevo obispo de Sigüenza-Guadalajara, el conquense Julián Ruiz Martorell, tomará posesión de su cargo el próximo 23 de diciembre en la Catedral de la ciudad del Doncel, con la celebración de una misa que supondrá el inicio de su ministerio, y tras hacer entrada en la ciudad medieval, como es costumbre secular, a lomos de una mula blanca.
Al menos eso es lo que le gustaría al ya obispo emérito, Atilano Rodríguez, quien, no obstante, hasta que su sucesor asuma el cargo, él tendrá la responsabilidad de ser administrador apostólico de la diócesis, con el fin de que en este intervalo no haya un vacío de poder en la misma.
A sus 77 años, el asturiano de nacimiento pero guadalajareño también de sentimiento, Atilano Rodríguez deja este 31 de octubre de ser obispo de la diócesis Sigüenza-Guadalajara, donde ha pasado los últimos doce años después de que al cumplir los 75 presentará su renuncia al gobierno de la diócesis y de que el Papa Francisco se la haya aceptado ahora.
Según ha expresado a los medios en el acto realizado en la Casa Diocesana de Guadalajara, el obispo saliente ha tenido ya ocasión de hablar ya con su sucesor, a quien se ha referido como un hombre «sereno, tranquilo, humilde y de fe profunda», que cuenta además con una buena preparación.
«Yo, a su lado, soy muy pequeñito», ha señalado, asegurando que se ha mostrado muy contento y con mucha ilusión de venir a esta diócesis para mejorar la tarea realizada hasta el momento, una tarea que habrá de pasar por dar continuidad al trabajo del Sínodo Diocesano, tal y como él mismo se ha comprometido a seguir, en el saludo que ha remitido a la diócesis.
Así, si bien hasta su llegada, desde el punto de vista del derecho, el Sínodo Diocesano queda paralizado y será el nuevo obispo quien se ponga al frente del mismo, su sucesor ya le ha adelantado que está dispuesto a asumir ese reto, lo que no impide –ha explicado– que los grupos sinodales sigan trabajando hasta su toma de posesión en la marcha que tienen actualmente.
Sin embargo, si es previsible que la asamblea sinodal prevista para febrero o marzo se retrase algo.
CONTACTO CON ZONAS RURALES
Al igual, Atilano Rodríguez ha resaltado también de Julián Ruiz su contacto directo con las zonas rurales, una experiencia que le servirá también en esta provincia a la hora de ejercer su orientación pastoral.
«Es un pastor y viene dispuesto a servir pastoralmente a todos diocesanos», solicitando a los guadalajareños que le acojan con el mismo cariño y afecto que han mostrado hacia su persona.
El nuevo obispo ha remitido también un saludo a la diócesis que ha pasado a leer el emérito, en el que expresa su gratitud a Atilano Rodríguez por la «delicadeza de trato y generosa confianza» mostrada y comunica que se siente «gozoso» de poder seguir «acompañando, alentando y promoviendo» los trabajos sinodales que se están haciendo en la diócesis.
A su juicio, hay por delante una «apasionada labor», trasmitiendo un recuerdo muy especial a las personas más necesitadas y vulnerables y uniéndose a la oración de toda la iglesia pidiendo el don de la paz, para que no haya más víctimas inocentes en tantos países «desgarrados por la violencia», concluye en su comunicado, al que ha dado lectura el ya administrador diocesano.
SE QUEDARÁ EN GUADALAJARA
Respecto a su futuro, Atilano Rodríguez no tiene de momento ninguna intención de marcharse a su tierra natal, Asturias, sino que se quedará en la provincia, concretamente en el Monasterio de Buenafuente del Sistal.
«Podría regresar a mi tierra, Asturias, pero como me encuentro bien aquí, he pensado que podía quedarme», ha dicho.
Su intención es dedicar estas nueva etapa de su vida a rezar un poco más, leer y atender las parroquias rurales de la comarca de Molina de Aragón.
«Espero encontrarme muy bien y tener una experiencia gozosa», ha remarcado.
En cuanto a su etapa vivida en esta diócesis, donde llegó en el 2011, asegura que si echa la vista atrás recuerda con un cariño muy especial su toma de posesión en Sigüenza, rodeado del cariño de amigos, familiares y de los propios seguntinos y de algunos vecinos de Ciudad Rodrigo, de donde venía en ese momento, un recuerdo muy emotivo que le queda ahora en su memoria.
El obispo emérito ha hecho coincidir su comparecencia ante los medios con el comunicado emitido por la Conferencia Episcopal Española dando cuenta del relevo y jurando el cargo de administrador apostólico de la diócesis hasta la toma de posesión de su sucesor.
Tras aceptar el Santo Padre su renuncia, Atilano Rodríguez ha querido dar las gracias públicamente por la tarea encomendada estos últimos doce años y la experiencia humana y espiritual vivida, un relevo que esperaba «con paz», pero que ha reconocido que «su corazón experimenta un cierto desgarro por lo vivido, compartido y celebrado» en esta diócesis.
Ha dado, igualmente, las gracias a todos los diocesanos, creyentes y no creyentes –ha dicho– por haber hecho «gozosa» su estancia en esta tierra y colaborar con él en la misión evangelizadora, y ha pedido perdón por las actitudes y comportamientos con los que haya podido ofender.