El director de Salud Pública del Gobierno de Castilla-La Mancha, Juan Camacho, ha avanzado este miércoles que la decisión de prorrogar el cierre perimetral de la Comunidad Autónoma, adoptada la víspera por el Consejo de Gobierno, se revisará a final de mes «en función de la evolución de los contagios».
«No hay una fecha fija que establezca el fin (del cierre perimetral) y permanece la flexibilidad. Nuestra intención es revisarlo de aquí a final de mes», ha enfatizado, advirtiendo en todo caso de que el puente de la Constitución de la primera semana de diciembre es un «hito» a tener en cuenta a la hora de levantar la medida, sin aclarar si será un inconveniente o un acicate para levantar los controles. Sí es revelador que el Puente del Pilar supusiera un incremento constatado en los contagios.
Sigue el toque de queda
Camacho ha recordado que la decisión del Consejo de Gobierno de esta semana pasa igualmente por mantener el tamaño máximo de grupos de personas que pueden reunirse, que no pueden ser más de 6. Del mismo modo, se mantiene el toque de queda en las condiciones conocidas.
En su comparecencia, el director general ha analizado la evolución de los datos de incidencia acumulada en la segunda oleada de coronavirus hasta la semana 46, repasándola de forma cronológica.
Durante las cuatro primeras semanas hubo un «aumento paulatino» de la evolución de casos, al igual que ocurría tanto en Madrid como en Castilla y León. En la semana 38 se alcanzó el «pico», a partir del cual empieza a disminuir la tasa de contagios.
Aunque «lejos de estar tranquilos», ya en la semana 43 –que arrancó hace un mes– volvió a detectarse un aumento en los contagios, probablemente achacables al Puente del Pilar. En las últimas semanas, coincidiendo con la implementación de medidas, ya se detectó la rebaja del número de casos.
Baja el número de hospitalizados
Con todo, ha apuntado que a día de ayer, por el martes, había 22 pacientes menos en cama convencional y cuatro camas de UCI menos ocupadas. La tasa de pacientes hospitalizados se mantiene en un puesto «razonable» que permite «mantener controlada la asistencia hospitalaria».
No obstante, ha advertido que «lejos de la soberbia de pensar que tenemos algo hecho, de pensar que por estar así somos mejores, el que saca pecho es el primero que se lleva el golpe».
En otro orden de cosas, ha adelantado que ya hay un nuevo grupo de rastreadores militares que han empezado su formación y se incorporarán a los 150 que ya operan en la región, ampliando así la plantilla global.