El obispo de Sigüenza-Guadalajara, Atilano Rodríguez, ha aprovechado la misa mayor en honor de la Virgen de la Antigua con motivo de su festividad como patrona de Guadalajara para reivindicar la importancia de «no cruzarse de manos» ante la realidad de «profundo dolor» que está dejando la crisis sanitaria en la provincia, con miedo de muchos ante el cierre de sus negocios, la dificultad de otros para comer cada día y el peligro de quienes ven desaparecer su puesto de trabajo o ya lo han perdido.
En la misa mayor celebrada en el Santuario de la Virgen de la Antigua con motivo de su fiesta de la patrona y ante la presencia de autoridades eclesiásticas, civiles y políticas como el alcalde de la capital, Alberto Rojo; el presidente de las Cortes, Pablo Bellido; o el presidente de la Diputación, José Luis Vega, entre otros, el obispo ha querido tener este año un recuerdo especial también para los enfermos y fallecidos por esta pandemia y también para los estudiantes y profesores que mañana mismo arrancarán el curso escolar.
Misa en la ermita
Como ha informado LA CRÓNICA ampliamente a lo largo de esta jornada, la misa en honor a la Patrona se ha celebrado con una asistencia representativa de autoridades por las medidas recomendadas por el COVID-19 y sin que este año haya procesión en honor de la Virgen para evitar aglomeraciones.
Atilano Rodríguez ha querido reconocer el trabajo y entrega realizado en estos momentos de dificultad para paliar las necesidades de los guadalajareños, reconociendo no obstante que las dificultades aún son «enormes» no solo en Guadalajara sino en todo el mundo.
Así, el obispo ha hecho hincapié en una realidad que, además de dolor, está provocando desconcierto y enorme preocupación entre la población. Lo ha dicho en presencia de medio centenar de fieles, entre los que no podía falta la Cofradía de la Virgen de la Antigua y sus camareras, en un año festivo diferente a cualquier otro.
Un año en el que la patrona de la ciudad, la Virgen de la Antigua, no sale a la calle en procesión el día de su fiesta grande pero en el que si se ha engalanado para la celebración de la misa mayor, tarea que han llevado a cabo las camareras de la cofradía.
El obispo ha concluido la misa invocando a la especial protección de la virgen, a quien ha pedido en especial que acompañe en su trabajo a los profesionales de la salud, que consuele a los afligidos, que devuelva la salud a los enfermos y que conceda el descanso eterno a quienes han muerto, además de cuidar a los niños, padres y profesores durante el curso escolar que se acaba de iniciar.