En el Ayuntamiento de Guadalajara, como en otras administraciones públicas, hay un problema recurrente: concursos para obras en la ciudad quedan desiertos por falta de empresas interesadas.
Ocurrió hace semanas con la reforma de la calle Miguel Fluiters, que ya ha vuelto a salir a licitación. Y esta misma semana se ha confirmado que ha ocurrido otro tanto con el anunciado nuevo parque de bomberos de Guadalajara, uno de los proyectos más relevantes de entre los planteados por Alberto Rojo para este mandato. Confían en que los primeros movimientos de tierras puedan verse no ya antes de las próximas elecciones sino incluso en este otoño.
La primera licitación, publicada el 8 de junio, ha quedado desierta. Según resaltan fuentes municipales, desde Contratación se atribuye el que las empresas desistan de concurrir no al propio pliego sino a «la inestabilidad en los mercados, motivada por la variabilidad de los costes de las materias primas, un hecho que está dificultando la contratación de obra pública en todo el país». Los mismo argumentos han sido utilizados recientemente desde la Junta de Comunidades, desde donde reconocen diferentes situaciones.
Características del parque de bomberos que se plantea
Su construcción se ha contemplado en dos fases. Lo que ahora se volverá a licitar es la obra de la primera fase, en la que se encuentra todo el edificio principal, con un importe de licitación de 3,1 millones de euros, IVA incluido.
Se está ultimando el proyecto de ejecución de la segunda fase, en la que se encuentra la torre de maniobras, las cocheras y la perrera, cuyo presupuesto queda fijado en 1,8 millones de euros.
El Gobierno municipal mantiene su previsión de iniciar las obras este mismo otoño. El nuevo parque, cuyo presupuesto base asciende a 4.972.000 euros, tendrá cocheras para hasta 20 vehículos y torre de maniobras. La instalación principal contará con dos plantas en superficie y una subterránea, con 2.500 metros cuadrados construidos sobre una parcela de 11.000 metros.