Es improbable que algún lector de LA CRÓNICA se viera atrapado por este monumental atasco en la A-2, aunque sí que serían muchos los que lo vieran en dirección contraria.
Afortunadamente para los conductores de Guadalajara, la peregrina actitud del usuario de una furgoneta se produjo en sentido salida de Madrid, no de entrada.
Ocurrió el pasado viernes, 5 de mayo, a las 7.25 de la mañana, una hora punta que contribuyó a que las consecuencias del modo de comportarse de este conductor fueran mayúsculas para los que tenían que pasar por Canillejas.
Como recuerda una revista del motor, al ver que había pinchado una de las ruedas de la furgoneta el conductor de ese vehículo se dispuso a cambiarla… sin orillarse al arcén más cercano. Ahí se quedó, afanándose en la tarea y ocupando dos carriles, impasible.
Pasado el tiempo, y acumulados muchos cientos de coches en esa ratonera, el asunto se resolvería con el auxilio de una grúa, que despejó la calzada. Demasiado tarde, en todo caso, para evitar el colapso circulatorio.