Tenía razón el fabricante del pavimento de Miguel Fluiters al afirmar, como dijo de forma reiterada, que su limpieza es sencilla, prácticamente con un manguerazo. La «prueba del algodón» ha sido la retirada de la alfombra del Corpus que la cubrió en su totalidad entre el sábado y el domingo. Ahora ya está casi lista para el siguiente tránsito máximo de curiosos, con el Maratón de los Cuentos que empieza este viernes.
Queda por resolver el parche necesario para los metros cuadrados que restan por cubrir en Santa Clara, donde hubo que levantarlo por un problema en su aplicación, que se hizo sin estar lo suficientemente seco el firme.
El material en cuestión es muy similar al utilizado para las instalaciones deportivas, un «arrocillo» fino y algo elástico sobre el que pisarán las ruedas de los coches, cuando se abra al tráfico, algo que todavía no se ha producido. Lo más llamativo, pese a todo, es su color: se trata de un verde, el nº 512 más concretamente en el catálogo de la empresa suministradora.
En la web del vendedor, una firma murciana, se hace un encomiástico elogio de las virtudes de este material: «Se trata de un tratamiento superficial en frío con excelentes propiedades de fatiga a esfuerzos dinámicos y absorción de impactos, con una alta resistencia al desgaste y buenas propiedades mecánicas. Con este producto, se consiguen absorber los ruidos producidos por la contaminación acústica al tiempo que reduce el NOx, además, su fabricación e instalación generan 0 emisiones de CO2 favoreciendo la descontaminación medioambiental. Todo un avance puesto que, además, se trata de un sistema procedente de la economía circular». Por si fuera poco, insisten en «poner de relieve la propiedad elastomérica de su composición, que permite una altísima reducción del ruido generado cuando se transita por encima de superficies realizadas con este producto, ya que la absorción de la energía del impacto reduce drásticamente el mismo».