Alireza Kazemi, el muy conocido fisioterapeuta radicado en Guadalajara, está decidido a aportar su experiencia y su ingenio para la lucha contra el coronavirus. Fue en pleno estado de alarma cuando ya esbozó a algún periodista de LA CRÓNICA el diseño de su alternativa a las mascarillas tradicionales. La idea básica era, y sigue siendo, muy distinta a lo conocido: no se trata de idear barreras y más barreras al virus, sino de conseguir neutralizarlo. Ahora ya ha dado a conocer públicamente el resultado de sus trabajos de diseño y desarrollo.
La KazemiMask® se presenta como «un novedoso y eficiente equipo de protección personal: un dispositivo inteligente preventivo y activo a la vez, capaz de neutralizar al coronavirus». Presenta una estructura de silicona hipoalergénica y una pantalla protectora para los ojos, con un peso estimado de unos 100 gramos y un coste de entre 30 y 50 euros, precio unitario que se alcanzaría siempre que su producción fuera masiva.
El problema con el que se enfrenta Kazemi no es otro que la financiación para pasar del prototipo a la producción. Es «una mascarilla dotada de elementos inocuos para el ser humano y mortal para el virus, que nos permitiría hacer una lucha activa en lugar de confinarnos, de cubrirnos con medios pasivos y de confiar en la aparición de fármacos y de la vacuna», destaca este iraní de nacimiento y alcarreño de adopción. «Y todo ello gracias a su capacidad fumigadora, a una “cámara trampa” con filtro y desinfectante y a un sistema LED de emisión de rayos UVA».
De fuera hacia dentro, esta mascarilla dispone de una doble carcasa exterior frontal e interior en contacto con el usuario, un mecanismo de fumigación para intentar neutralizar el virus y unas microplacas LED de emisión de rayos UVA en el interior de la cámara, además de la pantalla para la protección de los ojos. Y todo ello ensamblado mediante imanes y con la capacidad de reciclar el aire acumulado en su interior mediante una válvula con una única dirección de salida. También incorpora unos sensores para medir y evaluar la calidad del aire dentro de la propia máscara y un extractor del aliento, un humidificador y un pequeño depósito nebulizador de desinfectante para impregnar los filtros. «Ese depósito –detalla Kazemi- podría contener por ejemplo fármacos para su inhalación y ayudar así a asmáticos, etc. con lo que el abanico de posibilidades, aplicaciones y beneficios es muy amplio». Todos los dispositivos que incluye pueden ser controlados desde el teléfono móvil.
La KazemiMask® es, según su inventor, la única mascarilla activa e inteligente del mundo en el momento de su registro.