A lo largo de 2019, desde LA CRÓNICA iremos recordando que cumplimos 20 años. Las dos décadas que nos contemplan merecen recurrente cita, no tanto por el valor del tiempo, que siempre es relativo, sino por lo mucho que hemos vivido juntos desde 1999 los que hacemos este periódico y usted, más los miles de lectores que nos acompañan a diario.
Porque creemos que aún nos queda mucho que caminar juntos, seguimos empeñados en mejorar. El criterio esencial es, y disculpen la aparente perogrullada, informar más, mejor y antes que otros en la medida que nos sea posible. Y hacerlo gratis, mientras los hábitos de la Red y la tesorería de la empresa editora lo permitan.
Una de esas pequeñas pero sustanciales variaciones se ha hecho visible desde este jueves para quienes acceden a LA CRÓNICA desde nuestra edición diseñada para los ordenadores de sobremesa, ese grupo de seguidores irreductibles que ya sólo suponen el 30 por ciento del total de los que teclean lacronica.net. Los demás, los que acceden a través del smartphone, ya se habían acostumbrado desde hace tiempo a que en la portada apareciera un solo artículo de opinión. Ahora, el criterio se ha trasladado tambien a pecés y tablets. Con un sencillo enlace al lado para poder leer todos los demás.
No renunciamos a que LA CRÓNICA, desde los editoriales, ni nuestros colaboradores, desde sus respectivas columnas, mantengan el noble (y a veces, incluso peligroso) ejercicio del periodismo de opinión. Pero preferimos primar que sea usted el que se forme su propia opinión, a partir de los datos objetivos que podamos exponerle de la manera más clara que sepamos.
En LA CRÓNICA hay sitio para todo y para todos, como creemos que lo hay (o debiera haberlo) en el periodismo y como confiamos que lo haya en el conjunto de nuestra sociedad. Esto último, con bastante menos certidumbre, todo hay que decirlo
Poco a poco, paso a paso, lo iremos viendo. Las bravuconadas, las promesas imposibles y las mentiras disfrazadas de verdades claras e irrebatibles se las dejamos a otros.
Nosotros, y en esa primera persona del plural incluimos a todos los lectores, preferimos seguir viendo, mirando, interpretando y compartiendo lo más parecido que encontremos a la siempre inalcanzable verdad. Es el creer en esa vieja tarea del periodismo antiguo, que nunca se termina, la que nos hace libres y nos da esperanzas para mantener en el siglo XXI una cabecera nacida en el siglo XIX y recuperada, sin fronteras ni barreras, en el siglo XX.
En ese camino estamos. Ahí seguiremos.