No hay mal que cien años dure ni gamberrada que la espuma de poliuretano no puedan arreglar. Con ese producto, regado en abundancia en la base de la figura, el rey Baltasar del Palacio del Infantado ha vuelto a la verticalidad, después de que algún desconocido arremetiera contra él en la madrugada del viernes al sábado.
Como decíamos ayer…
Falta un mes para que los Reyes Magos sean los protagonistas de su gran noche pero ya están en Guadalajara. Ahí los tienen, delante del Palacio del Infantado, aunque no todos por igual.
En la mañana del sábado, Baltasar aparecía tumbado en el suelo, víctima del vandalismo de algún desconocido. Sus otros dos colegas de parranda permanecían impasibles, a lo suyo. Cosas de los objetos inanimados, ya saben.
Más animado está siendo el debate sobre esa idea que alguien ha tenido en el Ayuntamiento de traerse un elefante para que el rey negro recorra la ciudad sobre sus lomos en la cabalgata del 5 de enero. Si en estos últimos años ya hubo quienes planteaban que las ocas en formación suponían maltrato animal, imagínense cómo están las redes sociales ante la amenaza de que un paquidermo desfile en esta ciudad, donde los circos con animales no son bienvenidos por expreso y vehemente deseo de la izquierda local (PSOE incluido).
Los daños a la figura de Baltasar han sido mínimos. Los daños al sentido común, un mes mediante, están empezando a ser más graves.